Lo ha dicho: Jonathan Swift (1667-1745)

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él"

13 de marzo de 2014

Todo Bem

Por Irene Serrano  

Motivos laborales me han mantenido alejada estos días de la tarea de escribir ya que ésta exige cierta serenidad para pensar y ordenar las ideas sobre los temas que verdaderamente importan. Este ejercicio, al que poco a poco me he ido aficionando, ha conseguido alcanzar la condición de rutina, por ello, cuando no lo practico con constancia, siento un ligero  y justificado desasosiego.

Hoy he dicho ¡basta! No puede ser que lo urgente esté siempre por delante de lo importante. Y aquí estoy, en el mejor lugar del mundo para abordar un trabajo íntimo y personal: en mi estudio, bajo la bombilla del flexo, con música, lápices y algún que otro libro. Todo lo que necesito para conseguir mantener una buena conversación interior.

Mientras tanto, suena “Raiz de todo Bem”, una sensacional recomendación musical de un buen amigo, recién llegado de Salvador de Bahía, el territorio más africano de Brasil y capital del país durante más de doscientos años.

Si existe un lugar en el mundo de grandes contrastes, ese lugar se llama Brasil. Territorio inmenso donde conviven europeos, africanos y tribus aborígenes que viven aún en la Edad de Piedra; grandes fortunas y la mayor de las miserias en las favelas; la religión católica y las prácticas rituales de los dioses del candomblé; costumbres europeas y otras procedentes del África más ancestral; las escuelas de  percusión de Carlinhos Brown y la capoeira, arte marcial brasileño de origen africano… Todo un ejemplo de esa diversidad que enriquece siempre los países que consiguen alcanzarla.

En esta última década, el balance del modelo de crecimiento impulsado para este país es positivo, al combinar crecimiento económico, eliminación de la pobreza extrema y reducción de las desigualdades sociales y regionales. El éxito se ha conseguido gracias a la creación de una amplia clase media, que a su vez genera un gran mercado de consumo interno; el gasto en investigación y tecnología creció el 7% el año pasado; además, existe una creciente preocupación ambiental y, sobre todo, se ha ido consolidando la democracia restablecida en 1988 al promulgarse la actual Constitución Federal.

Parte de los rendimientos obtenidos de la extracción de petróleo se invierten en educación pública y en programas para aumentar la capacitación y evitar la fuga de talentos, en formar capital humano, pensando en las generaciones futuras, y teniendo en cuenta que una parte importante de la riqueza actual proviene de un recurso que no deja de ser limitado. Recientemente Dilma Rousseff sancionó una ley que destina la totalidad de las regalías generadas por la explotación petrolera a la salud y la educación.

Este modelo es opuesto radicalmente al llevado a cabo en Europa desde 2007, año en el que podemos datar el inicio de esta profunda crisis. En muchos países de los denominados paradójicamente “desarrollados”, las medidas tomadas han generado una importante reducción de los salarios y de las pensiones, un aumento notable del paro, recortes importantes en la mejor inversión que un país puede hacer: educación y sanidad. Invertir en capital humano permite siempre asegurar el futuro de un país, pero ello requiere políticas a medio y largo plazo, algo que no está, al parecer, en la cabeza de quienes han gobernado en España desde 1996.

En lo que sí se parecen ambos países es en el aumento considerable del nivel de corrupción y en el malestar general de la ciudadanía con sus gobernantes, aunque los motivos de esto último parecen ser bien diferentes. Lo que resulta cierto es que Brasil y España son muy distintos a cómo eran hace una década. Cada uno que obtenga sus propias conclusiones.


Raiz de todo Bem - Saulo Fernandes

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