Por Irene Serrano
Richard Ford, hispanista, escritor y dibujante inglés del siglo XIX, autor sin pretenderlo de una de las mejores y más apasionadas campañas de publicidad que sobre nuestro país se han hecho, dijo en su conocido “Manual para viajeros por España”, refiriéndose a nuestra gente:
“Su inteligencia, energía e industria se debaten bajo la permanente llamada a los dioses y los hombres para que les hagan lo que debieran hacer ellos. Su iglesia les ha dado un patrón tutelar y vigilante para todas las circunstancias de la vida, por triviales que sean...Nunca han tenido una oportunidad, porque un desgobierno inicuo y largo, tanto de la Iglesia como del Estado, ha tendido a diluir sus cualidades y a estimular sus vicios”
Casi dos siglos después, nos toca vivir otra realidad bastante cruda para una parte de los ciudadanos. Se necesita una dosis de fantasía para poderla sobrellevar y los cuentos se inventaron para rescatar lo extraordinario e iluminar sólo los episodios más fantásticos de la vida, donde poder refugiarnos y hacer así soportables los sucesos cotidianos más ásperos. Pero siempre conviene distinguir bien el plano de la ficción y no confundirlo con la realidad, al menos en lo que se refiere a la organización de los estados.
Los nacionalismos, sean del tipo que sean, y su derivada más radical, la que demanda independencia, invoca unas palabras que encienden un sentimiento cálido y, a la vez peligroso, muy difícil de controlar cuando ha prendido la mecha. Pero ningún nacionalista ferviente, por no decir, fanático, analiza con frialdad las ventajas e inconvenientes de ese sentir; nadie hace cuentas serias sobre los costes reales, si esta quimera llegara a convertirse en algo real.
Mucha fe y poca razón les asiste a quienes contagiados de ese sentimiento, no ponderan sus consecuencias. Poco se investigará, en otros medios más independientes sobre los efectos reales de llevar hasta el fin esta peligrosa aventura. El traspaso de las competencias educativas y el adoctrinamiento realizado sobre las generaciones más jóvenes a lo largo de años han ayudado a convertir este sentimiento en una religión sin dioses. Los medios subvencionados por las autoridades promotoras de este sentimiento también han promocionado el aumento del fervor nacionalista, buscando lo que siempre resulta más cómodo: el enemigo externo.
El gran inconveniente de atribuir nuestros problemas a la interferencia ajena es que nos hace creernos mejores de lo que realmente somos y legitima el no hacer nada en el presente, esperando que desaparezca la causa del problema al que culpabilizamos de todas las desgracias que nos acosan. En este caso, el resto de España está sirviendo de disculpa a quienes defienden la independencia. Ello hace que lo fácil sea esperar hasta que, ya liberados, puedan dedicarse a afrontar los desafíos pendientes. Es más cómodo no actuar que ponerse manos a la obra e intentar resolver los problemas.
Pero ¿qué puede llegar a ocurrir si esta ferviente ilusión llegara a convertirse en una realidad? Si Cataluña, por citar un ejemplo, consiguiera finalmente la ansiada separación, desaparecerían las justificaciones, los pretextos, las injerencias de enemigos exteriores y, por tanto, el elemento que exalta este sentimiento actual. Con toda probabilidad, entrarían en una depresión brutal al encontrarse sin excusas y teniendo que organizar una nueva nación. Sería el brusco despertar a una realidad tan ansiada como desconocida.
No albergo duda alguna de que la independencia de Cataluña es mala para España, desde luego, pero también creo que es aún peor para los catalanes. No podemos desligarnos de este territorio, ni de la gente tan extraordinaria que allí habita, y menos por un delirio, por una quimera, por un sentimiento avivado demasiadas veces por gobernantes mediocres. No puede cegarnos la emoción. Tenemos muchas y poderosas razones para evitarlo y disfrutar la cultura, también en catalán y con música mediterránea.
Mientras tanto: L’estaca – Lluis Llach
Gracias por tu artículo y por la preciosa canción de Lluis Llach. Te traduzco la canción porque la estaca es lo que ata a los catalanes al régimen franquista. No obstante, siendo catalana y sin tener sentimientos españolistas, catalanistas o europeístas, es decir sin vincular mi corazón a sentimientos territoriales, comparto el sentir de estar atados a la estaca de un sistema de poder que nos anula como personas y del que me gustaría liberarme. Y esa estaca esta en Cataluña, en España, en Europa y en el resto del mundo sin excepción.
ResponderEliminarLA ESTACA
(L'ESTACA)
El viejo Siset me hablaba
al amanecer, en el portal,
mientras esperábamos la salida del sol
y veíamos pasar los carros.
Siset: ¿No ves la estaca
a la que estamos todos atados?
Si no conseguimos liberarnos de ella
nunca podremos andar.
Si tiramos fuerte, la haremos caer.
Ya no puede durar mucho tiempo.
Seguro que cae, cae, cae,
pues debe estar ya bien podrida.
Si yo tiro fuerte por aquí
y tú tiras fuerte por allí,
seguro que cae, cae, cae,
y podremos liberarnos.
¡Pero, ha pasado tanto tiempo así !
Las manos se me están desollando,
y en cuanto abandono un instante,
se hace más gruesa y más grande.
Ya sé que está podrida,
pero es que, Siset , pesa tanto,
que a veces me abandonan las fuerzas.
Repíteme tu canción.
Si tiramos fuerte...
El viejo Siset ya no dice nada;
se lo llevó un mal viento.
- él sabe hacia donde -,
mientras yo continúo bajo el portal.
Y cuando pasan los nuevos muchachos,
alzo la voz para cantar
el último canto que él me enseñó.
Si tiramos fuerte...
Gracias, Esther, por tu comentario y por la traducción de L'estaca. Complementa muy bien la idea que quería transmitir. Conozco el significado de esta canción, la idea de concienciar a toda la sociedad para lograr la libertad y no sólo para los catalanes, también ha sido referencia para muchos otros españoles. Hoy creo que puede estar de plena vigencia dadas las circunstancias: sólo tenemos que tirar fuerte... para poder liberarnos.
EliminarHola!
ResponderEliminarHe disfrutado mucho leyendo esta reflexión, tanto que, siendo barcelonés, no puedo dejar de compartir una idea, que me brota a colación del magnífico antepenúltimo párrafo. En mi opinión el nacionalismo no sólo busca en los otros una explicación a sus males: en última instancia, a la que ya hemos llegado en Cataluña, busca una justificación.
Y esto lo escribo porque hace años que arrastro una certeza con respecto a todo esto que me veo obligado a compartir: si Cataluña alguna vez es independiente, sin importar el resultado del reparto económico que se realice con España, habría demanda por lucro cesante. O sea, me cuesta mucho creer que los que agitan el discurso de "hemos sido una nación oprimida y expoliada" dejen de pedalear alcanzada la meta de la independencia, que ya están encarando con un aparato propagandístico y una estructura mafioso-clientelar de primera. Tras la declaración habría unas cortes constituyentes, y la verdad es que temo una década larga de euforia nacionalista durante la que quien no se arrimara al poder -empleando la lengua adecuada- no encontrara trabajo. Y de pronto ya estamos en 2025.
Además, esto lo digo sin contar con que los líderes independentistas que sigan a los que ahora disculpan su inacción por el lastre que supone el resto de España encuentren su disculpa en que la Realidad Nacional Catalana está incompleta -y por tanto incapacitada de facto- sin Baleares.
Y a partir de ahí, a saber…
Un saludo! ;)
Gracias por tus comentarios y aportaciones, siendo barcelonés tienen más valor que las ideas que yo apunto, sobre todo por las dificultades especiales de quienes residen allí y no muestran fervoroso entusiasmo hacia las demandas de independencia. Un saludo también para ti.
EliminarMe ha gustado mucho tu artículo Irene pero lo que más me ha gustado es conocer la opinión de las personas que se han tomado la molestia de escribir lo que piensan.
ResponderEliminarTodos los catalanes que conozco no quieren separarse de España en absoluto. ¡Por desgracia hay más manipulación política que otra cosa!
H-6 Espacio Creativo
Tal como decía uno de ellos son demandas que se están "encarando con un aparato propagandístico y una estructura mafioso-clientelar de primera". Existen muchísimas voces discrepantes dentro de Cataluña, escritores, periodistas, científicos, empresarios,... publican sus opiniones en medios más independientes. Gracias por tu aportación y un saludo.
EliminarGracias Irene, por poner sobre la mesa un tema recurrente en el ultimo año, la independencia de Cataluña, sobre todo cuando se debe de reivindicar cada vez mas al ciudadano europeo y del mundo, y sobre todo cuando desde otros lugares intentamos que nuestros hijos, viajen, conozcan idiomas se formen en territorios multiculturales, y respetando la existencia de otras culturas, no se conviertan en ciudadanos excluyentes y xenófobos.
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