Un genio que trabajó incansablemente en diversos campos de la ingeniería con gran éxito pero que nunca logró el reconocimiento adecuado a su valía.
Su incalculable aportación al aprovechamiento hidráulico de los ríos Duero, Esla y Duratón, los avances que consiguió en la generación y distribución de energía eléctrica y su pasión por la aviación le llevaría a ser el inventor del primer helicóptero español, y a contribuir con 33 patentes a la evolución de la aeronáutica.
Hechos que por sí solos le hacen merecedor de ocupar un destacadísimo lugar en la historia de la aviación española, y que le podrían haber elevado aún más si un trágico suceso de nuestra historia no se hubiera interpuesto en su camino.
Federico Cantero Villamil nació en Madrid en 1874. Finalizó sus estudios en 1896 en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid, complementando su formación con viajes a países europeos, Suiza y Francia, adelantados en la producción de energía hidroeléctrica.
En 1905 contrajo matrimonio con Tránsito Cid Ruiz-Zorrilla, hija de una conocida familia zamorana. Tras el fallecimiento de su esposa, en 1912 se vuelve a casar en Madrid con Concepción García-Arenal Winter, nieta de la escritora Concepción Arenal.
En 1905 contrajo matrimonio con Tránsito Cid Ruiz-Zorrilla, hija de una conocida familia zamorana. Tras el fallecimiento de su esposa, en 1912 se vuelve a casar en Madrid con Concepción García-Arenal Winter, nieta de la escritora Concepción Arenal.
Instalado en Zamora (1896-1922) Cantero realiza una labor febril, polifacética y entusiasta, acorde con las utopías regeneracionistas, dedicada a modernizar Zamora y promover la expansión de las industrias locales. Trabaja todas las facetas de la ingeniería civil, elabora proyectos de ferrocarril (línea Zamora-Orense), obras hidráulicas, inventa y desarrolla patentes de todo tipo patentando también en Inglaterra, Francia y Suiza.
Entre 1918 y 1921 redacta para la Sociedad Hispano Portuguesa de Transportes Eléctricos, ocho proyectos técnicos de aprovechamientos hidroeléctricos (los Grandes Sueltos del Duero y sus afluentes), entre ellos el fundamental o integral titulado “Solución Ugarte o Solución española de los saltos del Duero”. Proyecta el Salto de Ricobayo sobre el río Esla, para crear un embalse de 1.200 millones de m3, lo que suponía una reserva hidráulica de gran importancia en aquel momento. Es el Director de la línea de ferrocarril Medina del Campo-Zamora (1905-1918), Director de Carreteras de la Diputación provincial de Zamora (1910-1912/1914-1918), ingeniero consultor y socio principal de un taller de trabajos mecánicos de precisión para el que trae maquinaria moderna procedente de la Exposición Universal de París.
En 1924 fija su residencia definitiva en Madrid alternándolas con largas estancias en el Real Sitio de San Ildefonso (Segovia) y Zamora donde mantiene la Dirección Facultativa de “El Salto de San Roman”.
Fuente de la imagen www.afzamorana.es |
Entre 1924 y 1933 instrumentaliza la sociedad anónima “Salto del Olvido” para la construcción del embalse del mismo nombre; proyecta y construye para la sociedad eléctrica segoviana el Salto de Burgomillodo sobre el río Duratón, con central a pie de presa; estudia y proyecta un salto de agua en el río Milanillos, con su doble función para producir energía eléctrica y regadíos. Diseña el proyecto conocido como “Salto de las Fuentes” para suministrar agua a las fuentes y jardines del Real Sitio de San Ildefonso; estudia y diseña un ambicioso proyecto que denomina “Salto de Dos embalses o de la Confluencia” para el aprovechamiento de las aguas del río Eresma y su tributario el río Cambrones.
En 1934 toma posesión como Director General de Obras Hidráulicas. Ese año diseña y calcula un perfil de ala para aviones planeadores del tipo Zögling.
Desde 1908 la aeronáutica estaba integrada entre sus intereses. Fruto de ello serán 33 patentes sobre aviación y vuelo sin motor, la fundación de la Sociedad de Vuelos Planeados y a Vela en La Granja y el proyecto de la Libélula española, el primer proyecto de helicóptero con patente española, proyecto de 1935 interrumpido por la guerra civil y retomado en el 1941.
En 1941 es nombrado Consejero Inspector General del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos del Ministerio de Obras Públicas. Activo hasta sus últimos días, en 1945 patenta un nuevo tipo de compuertas hidráulicas y este mismo año presenta ante diversos organismos oficiales el anteproyecto del Ramal del Ferrocarril eléctrico Riofrío-San Ildefonso, que uniría Segovia con la Granja y en el que incluye al helicóptero, en vez del funicular, como medio de transporte de esquiadores.
Fallece en Madrid el 22 de diciembre de 1946.
Libélula Española
Hay mucha teoría, mucha patente e infinidad de cálculos pero, para considerarse como pionero de los helicópteros hace falta mucho más. Por ello, Don Federico Cantero pasó a la acción convirtiendo sus magistrales invenciones en máquinas reales y, así, nació la sorprendente Libélula Española, un helicóptero de bello aspecto al que posteriormente llamó Libélula Viblandi, como abreviatura de Villamil, Blanco y Díaz, los apellidos de quienes armaron aquel aparato.
Por desgracia, sólo se fabricó un prototipo y nunca llegó a entrar en vuelo comercial ni en producción. Los primeros esbozos de la máquina databan de sus patentes de los años veinte, más de una década antes de los primeros intentos serios de Sikorski. En las patentes de Don Federico se detalla todo lo necesario para armar un helicóptero moderno: el sistema de hélices con paso variable, perfiles, estudios aerodinámicos, de propulsión e incluso de forma de pilotaje y el diseño y uso de turbinas como propulsores. Todo ese esfuerzo de décadas tuvo como resultado el prototipo perfeccionado de la Libélula Viblandi presentado en 1943.
La máquina estaba en desarrollo desde 1935, ¿por qué no voló entonces? Fechas terribles para España. El genial ingeniero se encontraba en Zamora, en plena zona nacional, en el estallido de la Guerra Civil. El prototipo quedó en Madrid, en zona republicana. Pasaron los años y nada se pudo avanzar, mientras el resto del mundo seguía su camino hacia el helicóptero. Sikorski comenzó sus primeros vuelos exitosos con su máquina en los Estados Unidos en 1939, preludio de lo que pocos años después serían modelos comerciales de helicópteros que le hicieron famoso y rico.
La Guerra Civil había acabado con los sueños aeronáuticos de Don Federico. Nunca dejó de perfeccionar su libélula, pero todo quedó sumido en el más infame de los olvidos hasta que, llegado el siglo XXI, su familia recogió el testigo de su legado y comenzó a divulgarlo.
Fruto de ese trabajo nació un excepcional libro acerca de la figura de Federico Cantero Villamil escrito por Federico Suárez Caballero y coordinado por Isabel Díaz de Aguilar Cantero, nieta de Federico Cantero: Crónica de una voluntad. El Hombre, el Inventor
Fruto de ese trabajo nació un excepcional libro acerca de la figura de Federico Cantero Villamil escrito por Federico Suárez Caballero y coordinado por Isabel Díaz de Aguilar Cantero, nieta de Federico Cantero: Crónica de una voluntad. El Hombre, el Inventor
Si los tiempos hubieran sido otros, el prototipo de la libélula, que ya cuando estallo la guerra estaba a punto de entrar en fase de pruebas, se hubiera convertido en el primer helicóptero moderno de la historia. El conflicto impidió el acceso a los materiales y otros recursos que eran necesarios para completar el proyecto con éxito.
Los estragos de la guerra provocaron la desaparición de la documentación depositada en La Granja y Madrid tal y como manifiesta el propio Cantero en una de sus cartas:
“yo lamento y sufriré más que nada, no volver a ver todos mis libros, proyectos y trabajos técnicos de toda mi vida […] Todo esto es para mí una amputación que a la edad que tengo es algo absolutamente irremediable”Los documentos conservados en Zamora y los producidos por él después de la guerra, fueron conservados por la familia.
En 2004, Conchita Cantero, la única hija superviviente de ocho hijos, decide realizar unas serie de actividades para dar a conocer la olvidada figura de su padre, entre ellas ofrecer su fondo personal para la investigación.
Cantero se dedicó con bastante asiduidad a escribir artículos, reflexiones y notas de temas muy diversos. El ferrocarril, la hidráulica, la ingeniería civil y aeronáutica, economía o la ciencia de su tiempo. Otros escritos atañen a sus preocupaciones sociales, políticas y morales, y no parece, en principio que estén destinados más lejos de la lectura familiar: La defensa de la democracia, El sufragio universal (Cantero elabora un sistema electoral para garantizar la calidad del voto), Noción precisa del destino del hombre en la tierra, el bien común, Patria o Ciudadanía, La educación del pensamiento... El período de 1943-1946 es el de mayor producción literaria, por lo que tampoco puede hacer públicas algunas de sus inquietudes.
Entre los materiales especiales destaca la fotografía. Se conservan 80 cajas con negativos en cristal. La mayor parte de ellas fueron realizadas por Cantero. Algunas son familiares, o se incluye a la familia sobre un fondo que interesa a su autor: la fotografía es para él un documento de trabajo con el que analiza el paisaje, las obras de ingeniería, su construcción…
Ígor Ivánovich Sikorski es considerado hoy día, y con todo merecimiento, como el padre de la tecnología de los helicópteros. Sikorski logró su éxito, celebrado mundialmente, en los años cuarenta. Cierto es que había empleado muchos años en su helicóptero, pero lo que no sabía era que, mucho antes, un español había dado con ingeniosas soluciones técnicas de las que apenas nadie había oído hablar.
Fuentes:
Los archivos personales de Federico Cantero Villamil
La Libélula Española de Federico Cantero Villamil
Entre la desmemoria y el revisionismo Recomendado
El genial ingeniero de caminos que soñaba con helicópteros
Fuentes:
Los archivos personales de Federico Cantero Villamil
La Libélula Española de Federico Cantero Villamil
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