¿Por qué ese empeño en publicar que SCD se disuelve cuando no es verdad?

Por Mario Conde  

Esta mañana un amigo me comentaba, con un tono sarcástico y la inteligencia que le caracteriza, que desde mucho tiempo atrás SCD no conseguía una publicidad tan intensa en redes sociales y en ciertos medios de esos que dicen ser informativos. Y tiene más razón que un santo y eso que no certifico su santidad, aunque sin la menor duda lo hago con su inteligencia, porque es total y absolutamente cierto que se han ocupado de SCD con una atención tan profusa e intensa que, de no ser porque somos perfectamente conscientes de lo espurio de sus intenciones, sería de agradecer. Y aún así, por aquel principio que solicita que hablen de uno aunque sea mal. Pues nada: desde hacía tiempo, como digo, no se escuchaba hablar tanto de SCD. Mal, claro, o es que alguien piensa que otra cosa podría ocurrir. Cuando el poder consiente en que se hable de partidos competidores, cuando permite a sus terminales mediáticas que los menten, que relaten noticias sobre ellos, suele suceder que miedo, lo que se dice miedo, no les tienen. Al contrario.

Por ejemplo: un periódico tan pésimamente dirigido como el de la anécdota humana apuntaba a que uno de los partidos de nueva creación podría obtener un escaño en las próximas europeas. De un individuo tan mercenario del poder como es su director podría esperarse un ninguneo absoluto, así que si se quiere comprender bien hay que hilar algo más fino, porque lo que se pretende es decir al electorado del PP que por favor no tiren su voto en un partido que tiene un escaño porque eso y nada es lo mismo, mientras que si esos votos se los quitan al PP perdería cinco o seis escaños, con lo que la hegemonía del enemigo PSOE se manifestaría de modo rotundo.

Lo de siempre: el mal menor y el voto útil. Nada nuevo bajo el sol. Y es que por eso digo que votar cuando de nada sirve el voto solo contribuye a legitimar un sistema que rechazo, porque si no creemos en los equipos ni en el árbitro comprar entradas para asistir al partido no deja de ser una actitud algo complicada en lo racional. Pero doctores tienen la profana democracia, aunque, esto sí, nadie me va a convencer de que votar es mas democrático que no votar, porque ambas decisiones tienen la misma sustancia cualitativa, y ambas son solo posibles en democracia, que, a mi modo de ver, consiste en elegir entre las opciones que se ofrecen, una de las cuales es, obviamente, la de no  querer participar con el voto en la fiesta de un sistema que no se comparte.

Bien pues sorprende el empeño de los medios en anunciar a bombo y con unos cuantos platillos — ciertamente de lentejas los más — que SCD se disuelve, que ya no queda nada del partido fundado por Mario Conde y Daniel Movilla. ¿Qué importancia puede tener una disolución de un partido al que no le dedican conscientemente la menor atención en su vida?. Mejor dicho: al que le dedicaron en las elecciones gallegas todos los ataques del mundo, con ayuda del aparato gubernativo y judicial, y al que adornaron después con un silencio informativo tan esplendoroso como indicativo de la naturaleza miserable de sus autores, cómplices y encubridores.

Los profesionales del hampa nunca disparaban sus metralletas contra los coches fúnebres que portaban los restos de sus enemigos. Nadie dispara sobre un cadáver, que dice el refranero. Pero lo cierto es que disparan. ¿Por qué será? ¿Por qué tantas ganas de anunciar la muerte del partido? ¿Por qué ese empeño si supuestamente no existimos, no somos, no tenemos opciones de nada sustancioso en lo  electoral? ¿Quizás porque saben que con todo en contra, con sus mentiras, silencios, ataques, descalificaciones y demás joyitas de sus coronas conseguir en un terreno como el gallego, con un dominio tan brutal del electorado por parte del PPSOE, la cifra de 16000 votos es un indicativo de que algo podría amargarles la fiesta a nada que siguiéramos dando algo de guerra, denunciando sus miserias, sus incumplimientos, sus mentiras, sus arbitrariedades, sus subvenciones a medios para que escriban o hablen al dictado, sus dinero sobre "profesionales" de la información repartidos por tertulias de variado pelaje? ¿Dijeron que eran más votos que los de UPYD y Compromiso por Galicia, por ejemplo, a pesar de mucha más antigüedad, menos ataques y más medios?

Pues me temo que los muertos que denuncian tienen más salud de la que incluso muchos de sus componentes podrían sospechar. Porque podrán estar equivocados o acertados, podrán ser fieles o traidores, pero desde luego tontitos por ese campo andan pocos. Y si piensan en el empeño en publicitar nuestra disolución, tampoco se necesita demasiada abundancia neuronal para sacar la conclusión de que nadie se ocupa de un muerto, y si disparan al coche es que no se trata de uno fúnebre ni en su interior viaja un cadáver.

Y no digo más porque nada mas debo decir. La asamblea del día 8 de Marzo creo que certificará y aprobará muchas cosas pero si algunos tenían dudas sobre la conveniencia de disolver me temo que estos disparos de los de siempre les habrán hecho al menos dudar de la conveniencia.  No es este el lugar adecuado para expresar mi opinión, que por razones obvias he pretendido mantener silente. Pero solo un apunte: la Presidenta ha dimitido porque es decente personal y políticamente. Si testó que su propuesta no iba a ser aprobada y que podría generar división y enfrentamientos en el seno del partido, es política y humanamente correcto dimitir de ese cargo. Y eso la convierte hoy mas que nunca en un activo de SCD, porque si de algo estoy seguro es que no ha dimitido para irse a ningún otro nuevo partido, lo que, por cierto, es totalmente legitimo,  y si quiere hacerlo es libre con total libertad en plena legitimidad, pero seguramente no tan limpio eso de ir ofreciendo cargos en nuevas formaciones a cambio de votar en favor de disolver aquella a la que se pertenece. No tengo certeza de que algo así haya sucedido entre nosotros. Me refiero a SCD. Me extrañaría porque sería un modo un tanto singular de entender ese postulado capital nuestro de que la sociedad se haga cargo de su propio destino.

Y, en fin, veremos qué pasa, porque algo va a pasar, y si en las próximas europeas se produjera una espectacular abstención, aquellos que no quisieron participar del festín de siempre quizás pueden enarbolar una bandera de que otros podrían carecer.  Y eso, un pueblo viejo como el gallego, lo entiende bien. Quizás incluso muy bien.