Neutralidad

Por Irene Serrano  

Hace semanas alguien me preguntaba acerca de la utilidad que tenía escribir estas líneas. Esta persona lo consideraba incluso una pérdida de tiempo pues decía "…nadie parece hacer ningún caso de ello". Estas palabras me hicieron pensar sobre las auténticas razones por las que hago esto cada semana desde hace casi un año.

Escribo porque me sienta bien. De sobra sé que ello no va a ninguna parte, sería pretencioso pensar lo contrario; sé que en ocasiones estaré haciendo, con toda probabilidad, el ridículo; sé que ni siquiera sirve para distraer ya que lo que describo casi nunca tiene maldita gracia; sé también que quienes sí podrían hacer algo para cambiar las cosas tampoco quieren ejercer ese poder para mejorar la situación; y sé que los que gobiernan hacen exactamente lo que les viene bien a sus intereses y, por supuesto, a los de las élites económicas y financieras que son las que realmente dicen lo que ha de hacerse.

Y ninguno de nosotros puede transformar esta realidad salvo ejerciendo el derecho al voto o a la abstención cada cuatro años. Pero, al menos, cada día que publico, siento como si hubiera cumplido con una pequeña parte de mi deber, con una pizca de lo que es mi obligación, que no es otra que denunciar lo que me parecen grandes injusticias, malas prácticas y decisiones políticas que sin duda alguna perjudican a la "gente".

Decía Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz en 1984, arzobispo anglicano de Ciudad del Cabo y conocido pacifista por su lucha contra el Apartheid: "Si eres neutral en situaciones de injusticia has elegido el lado del opresor".

Qué sería de nuestra sociedad si nadie dijera nunca lo que piensa y sólo se pudieran leer las opiniones de quienes están al servicio de los intereses económicos, financieros y políticos; o de quienes, procedentes del poder mediático, por las razones que sean, no pueden ejercer su derecho a la libertad de expresión.

Las crisis son grandes oportunidades siempre que sirvan para descubrir la verdad, para saber qué es lo que ha sucedido, para iluminar el escenario completo de lo ya vivido con diferentes aportaciones de nuestras experiencias, y no volver a repetir los mismos errores.

Por ello no podemos obviar las razones que nos han llevado a esta situación. Es nuestra obligación denunciar las malas prácticas en aquello en lo que cada uno somos conocedores y que sabemos con certeza que perjudica a la mayoría. Y aunque muchas veces pienso que no estaría mal poder revisar algo de lo ya escrito y pasar ligeramente la goma de borrar, tras haber conocido un nuevo punto de vista, o verlo con otra perspectiva procedente del debate, también es cierto que se aprende mucho de los errores cometidos. A eso lo llaman experiencia.

Por cierto, cambiando de tema, ¿alguien sabe qué hacía Mariano Rajoy en Estambul junto al actual Primer Ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, inaugurando una estación de metro en plena campaña para las elecciones municipales de ese país?

"Cerca de las vías", Andrés Calamaro & Fito y Fitipaldis