"El secreto de la libertad radica en educar a las personas, mientras que el secreto de la tiranía está en mantenerlos ignorantes"
Maximiliem François Marie Isidore de Robespierre, mejor conocido como Maximilien de Robespierre. Abogado y político francés, gran orador y uno de los líderes más importantes de la Revolución Francesa (1789-1799)
Desde que formó parte del movimiento revolucionario, se dedicó a defender la causa revolucionaria y la nueva república a capa y espada, sin importarle las consecuencias o la sangre derramada a su paso. Apodado “El incorruptible“, dada su moral y rectitud, instauró el Régimen de terror que más tarde se volvería en su contra. Pero, ¿cómo fue la vida de este personaje?
Robespierre nació en 1758 en el seno de una familia de la pequeña nobleza de Francia y fue el mayor de cinco hermanos. En su juventud, Robespierre mostró interés por la literatura y la filosofía, relacionándose con gente de ese ámbito y esto se refleja en los escritos de esa época en los que también se observa cierta influencia de Rousseau.
En 1789, decide presentarse a las elecciones a los Estados Generales de abril obteniendo el puesto de quinto diputado del Tercer Estado. Al ser un gran orador en la Asamblea Constituyente, pronto emprende su carrera política perfilándose como uno de los líderes de un pequeño grupo de extrema izquierda denominado por Mirabeau “los treinta voces“.
Robespierre participa en el club “Los amigos de la Constitución” que serán conocidos como “los jacobinos“ donde pronto se convertirá en el líder de éstos en 1792. Él defendía la idea de mantener la paz con las potencias extranjeras para consolidar de esa forma la revolución en Francia pues las monarquías extranjeras podrían considerar a la revolución una amenaza directa contra sus intereses.
Poco a poco, Robespierre va ascendiendo en su carrera política llegando a ser un líder del Comité de Salvación Pública, organismo en el que la Comisión Nacional (el segundo que ostenta el poder después de la monarquía) delega su poder ejecutivo.
Temeroso de que en cualquier momento sus frutos se derrumben, debido entre otras cosas, por amenazas de las monarquías europeas, Robespierre actúa con gran temeridad dispuesto a cualquier cosa con el fin de mantener la unidad de la recién formada República. Así comienza el “Régimen del terror“, período en el que miles de acusados de conspiradores, espías y traidores pasarán por la guillotina sembrando el horror y el nerviosismo en todas las figuras públicas, pero consiguiendo lo que se proponía: mantener la unidad de la República.
Sin embargo, con esta política lo que realmente conseguía era hacerse enemigos en ambos bandos de la República. Tras el triunfo, el 26 de junio de 1974, de la Batalla de Fleurus, el terror impuesto se volverá en contra de Robespierre. El 27 de julio es detenido y ejecutado al día siguiente por los reaccionarios, sin proceso judicial, junto con sus 21 partidarios.
Sus cabezas fueron depositadas en un baúl de madera y sus cuerpos fueron enterrados con cal viva en una fosa común del cementerio para que no hubiera rastro de quien había instaurado el Régimen del terror.
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