Por Daniel Movilla
Hay días en los que sabes muy bien como van a trascurrir sus horas. Son esos días en que te despiertas con un ánimo desbordante y que, pase lo que pase, te llevas el mundo por delante porque no hay nada ni nadie que consiga torcerte la cara.
Hay días, también, en los que eres consciente de que ni la mas alegre de las situaciones podrá arrancarte una sonrisa. Son esos días en los que, sin saber la causa, te despiertas desmadejado, apático e inapetente por la vida.
Finalmente, hay días mucho mas normales. Son los que mas abundan, y son aquellos que se inician automáticamente, sin una sensación especial. Días de contrastes entre sensaciones buenas y malas, entre energías y vibraciones muy diferentes, pero sin especial relevancia. Son días que jamás recordaras en un inevitable repaso vital.
Seguramente, entre estos tres tipos de días se podrán encontrar matices mas positivos o negativos, llegando incluso a compaginar en un intervalo de pocas horas un estado de depresión o de euforia, típico de las personas bipolares.
Pero si usted se encuentra entre esas personas normales que sufren y disfrutan al compas de sus emociones, su vida transcurrirá entre grandes días de vino y rosas y dolorosos días de hiel y espinas.
Se preguntaran a que viene estas descripciones de algo que todos sabemos que pasa y que no hacía falta haber estudiado en Valladolid para llegar a esta conclusión.
Pues sucede que esta enumeración de los distintos días que suelen aparecer en nuestras vidas sin avisar de antemano, me sirve para plantear ante ustedes una cuestión de vital importancia que está sucediendo ante nuestros ojos y a la que nadie parece prestarle excesiva atención.
Ustedes han leído algo sobre la creación del gran fichero bancario que el Gobierno se ha sacado de la manga para ponerlo a disposición de la policía, los inspectores de Hacienda y los espías de CNI ¿verdad?
Pues eso no esa nada mas que el primer paso. Un primer paso que servirá para conocer hasta donde somos capaces de someter nuestra intimidad y nuestro libre albedrio, al dictado de los poderosos.
Si esto se consigue, si somos capaces de entregar sin mas, toda la información sobre nuestros gustos, nuestros caprichos y nuestros vicios al control del político de turno, habrá mas pasos en esa dirección y me llamarán ustedes paranoico, pero he creído leer en alguna parte, que uno de los grandes remedios que los científicos están planteándose para conseguir que el ser humano sea feliz sin solución de continuidad, es anular nuestra capacidad de decidir libremente si somos felices o infelices en el día a día, si sufrimos o gozamos, si queremos o rechazamos.
Seremos estúpidamente felices sin duda. Ya no habrá días apáticos, tristes, o melancólicos. Llegará el momento, si los controles siguen por el camino que van, en que no seamos libres ni para decidir nuestras emociones. Nos vendrán impuestas. Algo inventaran para que nos despertaremos cada día con la sonrisa tonta de una felicidad controlada. Eso si, seremos mas eficientes, mas proactivos y por supuesto, mucho mas sumimos. Al tiempo
¡Q mal veo el mundo a futuro!Si alguien,es capaz mediante datos,que nosotros mismos proporcionamos,sin tener una idea cabal,para que sirven,de manejar nuestras vidas,sentimientos y emociones,nos transformaremos en simples autómatas.
ResponderEliminarMe niego rotundamente a ello.Es más,me considero bipolar,dentro de lo que tu defines como tal.
La sumisión,llegará a ser la perdición de los pueblos,paso a paso y cuando pretendamos reaccionar,ya será tarde.La masa aborregada y sumisa,nos pasará por encima.
¿Estamos a tiempo de evitarlo?.Considero que si y a ello,debemos interponer todos los esfuerzos posibles.Jamás un esfuerzo,tendrá mejor recompensa.
La sumisión,es la derrota de un sistema de vida,que hemos elegido.No consintamos que nos manejen como marionetas,unos miles de poderosos,con un ejército de parásitos,que actúan de políticos.