Agonizaba un hada de color azul llamada Dulaima bajo los dementes caprichos de un maléfico mago sediento de poder. Cada día que pasaba le ocasionaba un nuevo tormento con la mezquina intención de quebrar su espíritu. Había logrado absorber parte de su energía vital a través de oscuros y sangrientos sacrificios, del que solamente él era conocedor.
Casualmente acertó a pasar por allí un mastín que había sufrido un terrible infortunio al haber sido abandonado cruelmente por su amo. Llovía intensamente sobre las casas y los angostos caminos de la aldea.
El perro desconcertado logró escuchar la llamada de auxilio de Dulaima, confuso miró en derredor ya que no acertó a averiguar con claridad cual era el origen de aquella llamada. Desesperado arañó las puertas de algunos de los aldeanos que airados lo expulsaron con cajas destempladas. Hacía varios días que ese perro no había comido y la sed también lo atenazaba pese a ello se olvidó de si mismo y no cejó en su empeño. Fue recorriendo tenazmente el portal de cada casa bajo la implacable lluvia.
Cuando logró hallar la lúgubre mansión del mago se introdujo furtivamente a través de uno de los ventanales. Poco después consiguió derribar al maléfico mago. Ocasión que aprovechó Dulaima para liberarse de sus tenebrosos maleficios.
Pasaron los días y el hada se dedicó a curar cada herida del perro abandonado. Ostensiblemente recuperado el hada y el mastín cogieron la extraña costumbre de recorrer las calles de la ciudad de forma aleatoria.
Como el perro no pidió ningún deseo el hada decidió por cuenta propia bendecir con sus dones vertiendo salud dinero y amor sobre la vida de cada ser humano que rescatara de la calle a cualquier perro abandonado fuera de raza o mestizo, lo mismo daba. Y así lo hizo con un joven pastor que decidió acoger a aquel mastín que solía recorrer las callejuelas arriba y abajo con un hada azul sobre su lomo aunque este no lograra percibirla.
Así que recuerda… es posible que cuando recojas a un perro de la calle abandonado este cerca un hada azul observándote.
Hermosa leyenda. La nobleza de estos animales no tiene límites... Nada parecido al ser humano.
ResponderEliminarHola Alejandra si es verdad los perros son muy nobles siempre estan ahí aportando su cariño son muy fieles.
EliminarUn saludo :)
Hermosa leyenda. La nobleza de estos animales no tiene límites, nada comparado con la del ser humano.
ResponderEliminarMuy alentador tu relato y muy positivo. algo que hoy nos hace mucha falta
ResponderEliminarHola Daniel, gracias me alegro que os haya gustado pues tengo otra de un elefante ya os la mando otro día
EliminarUn saludo :)