Pensamiento único

Por Irene Serrano  

Mohamed Atta fue el organizador material de los atentados del 11-S en Nueva York. Arquitecto, con estudios de urbanismo en Hamburgo, defensor de la conservación del patrimonio en las ciudades árabes, con una gran capacidad organizativa: ¿cómo fue capaz de llevar a cabo una acción destructiva tan salvaje?

El domingo volvieron a emitir por televisión "Valkiria" que relata la historia de un oficial alemán que organizó el heroico intento de acabar con el régimen nazi.

¿Qué lleva a algunos individuos a perpetrar acciones tan perversas y qué es lo que hace que otros se comporten como auténticos héroes, poniendo en riesgo sus vidas, para terminar con un régimen ampliamente admitido por una mayoría gracias a la propaganda transmitida a través de la educación y de los medios de comunicación?

Esta pregunta me confirma que los individuos necesitan de la reflexión casi tanto como respirar; nos va la vida en ello, analizar las causas del bien y del mal, entender por qué éste se produce, para poder evitarlo. Sin embargo, el mayor peligro que corremos los ciudadanos del siglo XXI es el llamado "pensamiento único" que se nos quiere imponer.

Este "pensamiento único" cercena el debate, hace que demos por buenas hipótesis o dogmas impuestos por la clase dominante, ya sea la política o la financiera, ya que cada día aprecio menos la diferencia entre ambas. El procedimiento utilizado es siempre parecido: a partir de unos datos de partida falsos o erróneos, se elabora por una comisión de 'expertos' toda una teoría que resulta irrebatible, y aquéllos que osan hacerlo acaban siendo despreciados, desprestigiados, difamados, incluso expulsados del sistema. Voy a poner un ejemplo:

La Comisión Nacional de la Competencia publicó este verano un informe que parte de una afirmación falsa; dice que el planeamiento urbanístico restringe la oferta de suelo urbanizable y de vivienda y, a partir de este dato, concluye que hay que liberalizar la oferta de suelo. Lo interesante del análisis es lo que obvia; lo que no dice es que existe en España suelo para cubrir las necesidades de vivienda de los próximos 45 años, que existe hoy una oferta de casi un millón de viviendas sin vender y suelo urbanizado preparado para construir entre 1,5 y 2 millones de viviendas más. El problema actual no está en la escasez de suelo ni de viviendas, sin embargo, ciertos intereses recomiendan esta solución como necesaria, ¿para quién? Desde luego no para la gran mayoría de los ciudadanos.

Hoy, gracias a las tecnologías, tenemos la posibilidad de capturar, almacenar, buscar y analizar gran número de datos, y éstos se convierten en información muy útil en poco tiempo. El problema reside en si quien interpreta estos datos es un grupo de personas que representa, o "sirve", intereses concretos o si, por el contrario, son personas independientes además de conocedoras de la información sobre la que trabajan. ¿Con qué criterios, y lo que es más peligroso, con qué finalidad se analizan y se emiten las conclusiones? El resultado de cualquier estudio muchas veces está fijado de antemano. Se encargan costosísimos informes que lo único que pretenden es imponer las tesis de los que tienen el control de los asuntos públicos y privados: de los verdaderos amos del universo.

Las mayores atrocidades de la historia se han cometido así, convenciendo a una mayoría que se convierte en cómplice por su inactividad. Rebelarse contra el "pensamiento único" siempre ha resultado peligroso pero nos conviene, y mucho, hoy más que nunca.