Vivo en un país que se ha quedado dormido. Que mira sin vergüenza como, desde hace años, los aristócratas políticos ha ocupado un espacio de privilegios y derechos, que no comparten con el resto de las clases sociales españolas.
Una clase política que desde su escaño de inmunidad y lejanía, apenas nos dedica una mirada de displicencia al sabernos complacientes y sumisos.
Vivo en un país donde su historia es contada de cuatro formas formas diferentes y donde ningún gobernante, desde hace mas de treinta, años es capaz de reivindicar un pasado común, único y milenario.
Vivo en un país cuya lengua hablan en el exterior, mas de quinientos millones de personas y nuestros Gobiernos han sido incapaces, dentro de sus propias fronteras, de hacer cumplir la Constitución y defender nuestra lengua por encima de intereses partidistas.
Vivo en un país donde hoy se sonríe al poderoso y se humilla al humilde. Donde se premia al que mas esconde y se castiga al que da cuenta de sus ingresos.
Vivo en un país donde los bancos se hacen ricos con nuestro dinero y salvan su ruina también con nuestro dinero.
Vivo en un país que bosteza sin pudor ante los continuos casos de corrupción y sin embargo aplaude las desvergüenzas de nuevos ídolos de barro.
Vivo en un país donde sus habitantes, durante toda su vida, jamás han participado activamente en asociaciones, movimientos ciudadanos, agrupaciones culturales, sindicatos o partidos políticos.
Vivo en un país donde no escuchamos, solo oímos, cuando nos hablan. Donde no pensamos con calma. Donde llamamos ideas a las ocurrencias. y donde cada uno intentamos imponer si o si nuestro criterio, sin oír otras ofertas.
Y porque quiero un país nuevo, una ciudadanía nueva, yo le pido a España que despierte, que se levante, que vuelva a creer en sus raíces, en su historia rica en conquistas y en resistencias.
Que recuerde que siempre hemos sido un pueblo orgulloso de sus gentes y sus principios. Que mire con fuerza hacia delante. Que nunca hubo grandes olas que no calmasen, ni vientos que no amainasen.
Que ahí cerca, detrás de nosotros hay una nueva generación que nos mira expectante, que nos pregunta que hacer y que no podemos callarnos.
Que tenemos que decirles que de aquí salimos, que somos grandes, que siempre lo hemos sido y que estos rasgos vitales que yo he dibujado con trazo grueso, no son sino un recodo de un largo y limpio camino ya recorrido.
Que somos capaces de deshacer lo que a fuerza de dejadez, otros han tejido por nosotros.
Que sepamos por fin, que eso que hoy vemos instalado en nuestra retina, ha sido solo un largo y equivocado sueño del que por fin nos hemos despertado.
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