Por Asunción Soto
Que alguien me explique, porque mi cabeza da más vueltas que
una peonza, por qué cuando éramos "cadetes", los profesores, test y demás
chuminadas nos dirigían hacia presuntas carreras de prestigio (en mi caso la política
y filosofía, con las "mates" saltaban los plomos de clase por desastre…) Y luego
nuestros padres incidían en no sacarnos de esa senda, la de profesiones de
prestigio como ingenieros, médicos, abogados, arquitectos… carreras que antaño efectivamente
gozaban de ese status, después tomaron el cariz de "chic" y ahora denostadas y
peor pagadas.
Esas carreras que te impedían ir a los guateques porque
tenías que chapar unos 5.700 folios (sin dibujitos), hacer varios trabajos,
leerte una biblioteca y cuando ibas por la página 100, si tenías novio te había
dado un portazo en todos los morros.
Algo no va bien, qué digo, esto va fatal. O nuestros
antecesores se equivocaron o el mundo está completamente al revés o yo cabeza
abajo.
A ver, que alguien me diga dónde está la ciencia de dar
patadas a un balón, ganar los que no está escrito y ser el rey del mambo. O
por qué si sales en TV contando lo que haces de cintura para abajo (pra baixo,
como dicen en mi bella tierra), con el encefalograma plano de turno, te forras.
Y puestos a hacer preguntas, por qué los que aprietan un botón dos o tres días
por semana en el Congreso o Senado son considerados los reyes del imperio
romano, sin articular palabra aprietan una tecla y encima se confunden. O cómo
hemos sido capaces de aupar a esas chicas y chicos que acuden pintadas cual
Picasso a programas como "Hombres mujeres y viceversa", o "Busco novia para mi
padre, gato y demás mascotas…". Sólo falta que les paseemos por la alfombra
roja vestidos del "gran" Caprile o entregarles un Óscar.
No tenemos remedio. Algo está pasando y nadie está cambiando
este rumbo harto de frivolidad y estupideces. Y ellos siguen y siguen como las
pilas Duracell sin virar el sentido que está tomando esta sociedad enferma,
casi en la UCI. Nosotros mientras tanto participando con nuestra complicidad de
este sin sentido, dejándonos arrastrar, no sé muy bien si por hastío o desaliento o quizás por falta de soluciones, sin dar
salida a los jóvenes españoles tremendamente preparados.
Dónde está la pócima a tanto desatino?. Será que hemos
formado cerebros repletos de teoría y faltos de llevarlos al terreno real? O
será que no hemos sido capaces de enseñar el método de aplicación y didáctica a
tanta información?
Vamos a ver, de qué sirve un catedrático que suelta un
speech y sus alumnos quedan con las neuronas "cementadas" de tanta palabreja
ininteligible? O qué es mejor? un abogado que se sabe de arriba abajo, de abajo
arriba, el Código Civil o Penal, pero en la sala le meten goles en su propia portería o aquel que, metido en la "arena", tiene el arte, brío y coraje suficiente para torear con éxito la defensa.
Quién es un buen político? aquel que suelta el discurso articulado, escrito y soplado para lucimiento personal, o aquel cuyas palabras y oratoria hacen vibrar al ciudadano porque le salen del alma.
La conjunción de ambas cosas, conocimiento y aplicación resultarían sin duda esa inteligencia emocional de Goleman que todos perseguimos pero son pocos los llamados, es decir la del éxito.
Ha llegado el momento de empezar la casa por el tejado enseñando a diferenciar entre conocimientos e inteligencia y dar carta blanca al arte de educar y adoctrinar en esposar el sol con las estrellas.
Lo que es evidente es que este no es camino, lo que está claro es que hemos fallado la dirección y lo que es peor, no somos capaces de corregirla o no hay interés en girar hacia los auténticos valores. Por qué será?
Quién es un buen político? aquel que suelta el discurso articulado, escrito y soplado para lucimiento personal, o aquel cuyas palabras y oratoria hacen vibrar al ciudadano porque le salen del alma.
La conjunción de ambas cosas, conocimiento y aplicación resultarían sin duda esa inteligencia emocional de Goleman que todos perseguimos pero son pocos los llamados, es decir la del éxito.
Ha llegado el momento de empezar la casa por el tejado enseñando a diferenciar entre conocimientos e inteligencia y dar carta blanca al arte de educar y adoctrinar en esposar el sol con las estrellas.
Lo que es evidente es que este no es camino, lo que está claro es que hemos fallado la dirección y lo que es peor, no somos capaces de corregirla o no hay interés en girar hacia los auténticos valores. Por qué será?
Certera ....precisa cual láser. Contenido y forma excelsos.
ResponderEliminarMe parece una acertada reflexión. Bajo mi humilde opinión, la clave de todo esto se encuentra en los valores y la educación. Los valores son el objetivo a alcanzar y la educación (además de un gran valor) debe ser la herramienta de enseñar e interiorizar estos valores. Si, como tú bien dices, los espejos a los que se mira nuestra sociedad están empañados, el enfoque es borroso y la consecución de lo "normal", ya no digo de lo extraordinario, se queda por el camino. Más fácil para todos sería.
ResponderEliminarLo primero: escribes "lindo" que diría un argentin@. Haces una disección exacta, en mi opinión, de la "suciedad" actual, al menos la sociedad española. Demuestras un profundo sentido ético, destacas la diferencia entre "el conocer" y la practicidad de aplicar el conocimiento adquirido, remarcas la inteligencia demostrando que la tienes. La sensibilidad poética te brota al querer "esposar al sol con las estrellas".... ¡ah! no olvides a la luna, compañera que puede enjugar nuestras ansiedades y rebotar nuestras dichas.
ResponderEliminarLeer vuestros brillantes comentarios me alienta al tiempo que ne hacen sentir una hormiguita luchadora en este.mundo galáctico. Asunción Soto
ResponderEliminarAsun, nunca dejarás de sorprenderme!!!! buenísimo!!!! un beso
ResponderEliminarGracias Rosanna dupongo que te refieres volver a escribir. Nunca lo deje al menos en mi mente. Asunción Soto.
ResponderEliminarTu final es interesante
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