Por Mario Conde
www.facebook.com/BlogMarioConde
Desde hace mucho tiempo, desde la Constitución de 1978, vengo alertando sobre la problemática del independentismo, y de modo mas concreto a partir del instante en el que de manera abierta y descarada se proclama en Cataluña la cuestión de la independencia.
He recibido insultos variados por ello en las redes sociales. No me importa. Es un coste sabido y asumido por defender tus ideas. Por ello no soy sospechoso de defender y ni siquiera de alentar el separatismo. Pero no me gusta que las cosas se tergiversen. Me parece que cuando se buscan refugios de dudosa consistencia intelectual para ocultar las derrotas, caminamos de nuevo por un sendero peligroso.
Vamos a ver. Hace ya mucho tiempo que dije que la estrategia independentista era pedir un referéndum a sabiendas de que no le concederían, y como alternativa plantear una lista unitaria. La diferencia es notable. En el primer caso —referéndum— el recuento es de votos directos. En el segundo —lista unitaria— el recuento es de escaños. Y esas son las reglas del juego con las que el poder central ha dejado que discurran los acontecimientos. Era ilegal que se convoquen elecciones autonómicas con lista unitaria diciendo que sirven para decidir si Cataluña es o no independiente. Es ilegal, pero el poder central lo ha consentido.
Es absurdo que no solo lo ha consentido no impugnando las elecciones ante el Tribunal Constitucional sino que ha entrado en el juego de los independentistas, planteando el asunto "independencia" como tema central de estas elecciones, trayendo incluso a líderes europeos para opinar de la independencia y a un ministro debatiendo sobre independencia con el mas independentistas de todos: Junqueras. Eso implica que alguien pueda decirles: "oiga, usted ha entrado en el juego; sabía que el asunto se ventilaba con escaños, no con votos. Así que ahora no me venga a cambiar las reglas del juego una vez finalizado el partido". En términos jurídicos casi encajaría con el venire contra factum propium.
Las listas independentistas han ganado en escaños. Evidente e inapelable. En el partido que se jugado - escaños - han ganado. El parlamento es independentista mayoritariamente. Guste o disguste. ¿Ya lo era antes atendiendo a los escaños de esas listas? Si, seguro, pero en elecciones anteriores se votó un gobierno de la Comunidad. Ahora se votó independencia. La diferencia es cualitativa.
Es verdad que en votos no han conseguido superar el cincuenta por ciento. Bien, pero ¿la batalla, el juego, lo que se debatía eran votos o escaños? Escaños. Por eso dije que eran unas elecciones doblemente ilegales. Por hablar de independencia en unas elecciones autonómicas y por determinarla conforme a escaños y no a votos.
Los independentistas tienen un punto de razón: si quieren ustedes hablar de votos déjenos el referéndum. Ya sé que es ilegal, pero estas elecciones también. No manejemos las ilegalidad según nos convenga. Imaginemos ese referéndum. ¿Sería igual que el resultado de estas votaciones? Creo que no. O al menos es posible que no. Estamos unificando votos tan dispares como los del PSC, los de Podemos…Vamos a ver ¿No ha defendido el PSC que Cataluña es nación y tiene vocación de Estado? ¿Que votarían los votantes de PSC ante un referéndum? ¿Y los de Podemos? ¿Seguro que todos ellos votarían no en un referéndum? Yo no estoy ni mucho menos tan convencido. Así que si el poder central quiere apelar a la legitimidad de los votos, debería consentir la celebración de un referéndum, de otro modo su razonamiento no es plenamente legitimo. Y como es ilegal el referéndum pues no podemos apelar a los votos si queremos ser serios.
Todo lo ocurrido es ilegal. Estas elecciones son ilegales, pero en su conjunto, en su totalidad. Así que no saquemos conclusiones a favor de obra de lo ilegal. Elijamos: o legal o iliegal, pero no troceemos la ilegalidad o la legalidad según conviene al poder central.
¿Y ahora qué? Pues ahora estoy seguro que los independentistas seguirán su hoja de ruta. Y estoy convencido de ello por una razón: porque es lo que vienen diciendo y haciendo desde hace años. Tienen una hoja de ruta marcada. Y el poder central nunca ha tenido la iniciativa política en este asunto sino que siempre ha ido a remolque del independentismo.
¿Tienen legitimidad los independentistas para plantear independencia a pesar de haber ganado el parlamento mayoritariamente? Pues no. Pero no por el asunto de los votos sino porque ni las elecciones fueron legales desde ese punto de vista ni el parlamento autonómico puede declarar unilateralmente la independencia.
¿Y hubieran tenido mayoría de votos estarían legitimados? Pues no, porque no es un referéndum legalmente convocado y celebrado. Por tanto, si declaran unilateralmente la independencia, el poder central debería defender la Constitución mientras esté vigente y lo digo aunque la Constitución actual habría necesitado ser reformada mucho antes, tal y como escribí en 1994 en mi libro El Sistema. Otra cosa es que el poder central sepa reaccionar como es debido.
¿Podemos ignorar el resultado de la votación? Pues no. El independentismo en Cataluña tiene a una parte enorme de la población y en caso de referéndum posiblemente mas. Decir que se ha perdido el referéndum es de nuevo envolver en un argumento pro domo suo que no conduce a nada bueno. La sociedad catalana está fracturada. Es un hecho y eso lo han conseguido gracias al comportamiento histórico de los partidos dominantes, preñados de proyectos personales de poder, como es el caso de Aznar, y, además, con este debate y con los planteamientos independentistas. Ahora hay que tratar de recomponer el desastre.
¿Entonces? Pues hay que atender a la realidad y no seguir instalado en la negación. Creo que si ellos siguen el camino de la independencia ignorarán la Constitución. Si el poder central sigue el camino de decir que aquí no ha pasado nada volverá a equivocarse. Y con ello nos equivocará a todos.
¿Qué hacer? Difícil, muy difícil recomponer el camino en paz. Con estos interlocutores actuales es mucho mas complicado. ¿Será capaz la sociedad civil catalana de darse cuenta de lo que está en juego? ¿Será capaz el Estado de entender el verdadero problema? ¿Seremos capaces de evitar seguir destrozando la convivencia en Cataluña y la relación de Cataluña con el resto de España? Pues no lo sé, la verdad. Pero me temo que con estos interlocutores no va a ser nada fácil.
Lo que tenga que ser sera, todo es transitorio en la vida y nada permanece por mucho tiempo. Por lo que sea por loa causa que sea, todo va ha cambiar.
ResponderEliminar