Lo ha dicho: Jonathan Swift (1667-1745)

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él"

12 de septiembre de 2015

El verdadero Conde de Montecristo

Thomas-Alexandre Davy de la Pailleterie fue el primer militar de color en Europa nacido en Haití en 1762 del cruce entre un aristócrata francés y una esclava negra. Su padre regresó a Francia en 1775, donde recuperó el título de marqués y sus propiedades. Vendió el castillo familiar a cambio de 100.000 libras y una renta vitalicia de 10.000.

Thomas-Alexandre, su hijo mulato, llegó a Francia en 1776, aprovechando una triquiñuela legal: tuvo que venderlo como esclavo en origen y recomprarlo al llegar a la metrópoli como única forma de sacarlo libre de la isla caribeña.

Educado en la élite a pesar de su color, el joven Thomas-Alexandre buscó su aceptación social en el ejército galo. En 1786 se alistó en el ejército francés como soldado raso, pero para proteger la reputación aristocrática de la familia, cambió su nombre usando el apellido de soltera de su madre: Thomas-Alexandre Dumas. 

En 1789 su regimiento fue enviado a Villers-Cotterêts para asegurar la región. En una posada conoció a la hija del posadero, Marie-Louise Elisabeth Labouret con la que se casó cuando alcanzó el rango de coronel en 1792.

Eran tiempos turbulentos en toda Europa, y Dumas experimentó las convulsiones en su propia piel. Destinado al Ejército de los Alpes, combatió en duros choques invernales.

Además de su talento organizativo y su inteligencia táctica, era indomable en el combate cuerpo a cuerpo. Pero, de regreso a París, sus superiores civiles no cesaban de quejarse de que sus logros eran insuficientes, y cuando el Comité de Salvación Pública desencadenó el Terror, fue acusado de derrotismo y de "ausencia de conciencia cívica". Aunque la devoción de Dumas a los principios de la Revolución jamás flaqueó, fue citado a París y sobrevivió sólo porque Robespierre cayó y cesó el Terror.



A continuación, Dumas fue enviado a la región de la Vendée, en el oeste de Francia, donde el Ejército había castigado la resistencia campesina al régimen masacrando a miles de personas, y logró restaurar el orden. En esa ocasión, y siempre a lo largo de su carrera, contravino la costumbre militar prohibiendo a sus hombres el pillaje. Después tuvo que marchar a Italia. Ascendido al grado de general, Dumas combatió a los austriacos, que le apodaron el 'Demonio negro'. En una ocasión, defendió un puente en las montañas en difíciles circunstancias, y uno de sus compañeros recordaba haberle visto "levantar su sable como el trillador levanta el mayal, y cada vez que la espada bajaba, un hombre caía". 

Mientras tanto, Napoleón, siete años más joven que él, gozaba cada vez de mayor prestigio y sentía hostilidad hacia sus posibles rivales. Las dotes militares de Dumas eran evidentes, y Napoleón seguiría sirviéndose de él, aunque siempre con celos y desconfianza. Que entonces Napoleón fuese flaco y que su nariz apenas llegase al majestuoso mentón de Dumas tampoco era de gran ayuda. 

En 1798, Napoléon empezó una megalómana campaña militar en Oriente Próximo con la intención de conquistar Egipto y seguir después hasta la India británica. Los suministros escaseaban , el calor era intolerable, y miles de soldados cayeron o fueron víctimas de la enfermedad. En Egipto, Dumas era comandante supremo de la caballería del Ejército de Oriente, y descollaba en la batalla. 


Aunque los franceses lograron gobernar Egipto varios años, los contratiempos fueron numerosos, en particular la victoria naval de Nelson en la Batalla del Nilo en 1798, que acabó con el proyecto de conquistar India

Con 31 años se encontró liderando a 53.000 hombres en la conquista de Egipto pero cayó en desgracia al terminar la campaña de Egipto cuando se enfrentó a gritos al propio Napoleón en su marcha hacia El Cairo.

"... por la gloria y el honor de la patria, yo daría la vuelta al mundo, pero si solo se tratara de un capricho suyo, no daría un solo paso..."
Napoleón partió inesperadamente hacia Francia, abandonando a su destartalado Ejército. Entonces Dumas fletó un barco que hizo aguas y que consiguió mantenerse a flote tras arrojar los cañones por la borda. 

Cuando alcanzaron Italia, desembarcaron en Tarento, con la esperanza de ser bien recibidos por la república recién instaurada en la ciudad. Pero resultó que los monárquicos napolitanos la habían reconquistado, y Dumas fue encarcelado en su fortaleza por una facción reaccionaria, el Ejército de la Santa Fe. Pasó dos penosos años en la mazmorra, sin posibilidad de contar con ninguna autoridad que pudiese resolver su caso, y después de caer gravemente enfermo se convenció de que el médico que le atendía le estaba administrando veneno.

En Francia, Marie-Louise acosaba sin descanso a las autoridades para que encontrasen a su esposo. Al fin lo hicieron y negociaron su liberación. Para entonces era un hombre derrotado, y, en todo caso, su carrera militar había tocado a su fin, ya que Napoleón se había convertido en Primer Cónsul, es decir, en dictador. Al poco de su liberación, Dumas escribió un amargo relato de su cautiverio que más tarde inspiraría a su hijo la historia de las penalidades de Edmnod Dantès en El conde de Montecristo. Alex Dumas nunca fue oficialmente conde porque no reclamó el título de su padre.

Cuando pudo regresar a Francia, el mundo había cambiado. El grito de 'Libertad, Igualdad y Fraternidad' por el que había puesto su vida en riesgo mil veces había desaparecido. Y los celos de Napoleón hacia aquel 'centauro' de piel oscura, hicieron que los negros fueran despreciados durante su imperio. El general Dumas y su familia pasaron sus últimos años malviviendo y reclamando una pensión que nunca recibió.

Murió de cáncer a los 43 años, cuando su hijo Alexandre sólo tenía cuatro, y su nombre se fue opacando en la historia, aunque dejó su huella e inspiración en la obra del novelista.

En febrero de 1906, cien años después de su muerte, se erigió una estatua en su honor en París gracias a una campaña de recaudación de fondos. La estatua fue destruida por los colaboracionistas de los nazis justo antes de la visita de Hitler a París, en el invierno de 1941-1942 y nunca se restauró ni se repuso.

El 4 de abril de 2009, se inauguró un nuevo monumento en su honor, en la ubicación donde había estado antes: la Plaza del General Catroux de París.

Su nombre sigue grabado entre los de otros héroes nacionales, en la columna 23 del Arco de Triunfo

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