Por Mario Conde
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Hoy he comido con un abogado amigo. Es un hombre tan original en sus juicios y conversaciones que resulta altamente entretenido. Le he contado que he leído un artículo confeccionado por Jose Merino, Letrado de las Cortes, del Consejo de Estado y Profesor Titular de Derecho Constitucional, en el que, después de demostrar que la Justicia como concepto universal es una entelequia, de sostener con razón sobrada que solo existen las normas positivas, explicaba como la administración de la Justicia, la aplicación de esas leyes, cuenta con el factor humano del juez y del fiscal, sometido a las emociones del consciente y del subconsciente y a las presiones de poder o del dinero, y, asumiendo que el lenguaje del Derecho es suficientemente etéreo y susceptible de manejo inteligente, las sentencias y resoluciones se apartan de lo que podríamos llamar un criterio racional/legal.
Precisamente por ello se está trabajando en los programas de inteligencia artificial, conocidos como IO, y el asunto es si esos programas pueden ayudar a que la Justicia dependa menos de esos factores "humanos" que la distorsionan con una frecuencia intolerable. Pues parece que sí, que hay pocas dudas de que eso funcionaría, pero, claro, contando con la resistencia de los jueces que se niegan a admitir que una máquina decida por ellos. No se trata de que decida sino de que aporte una base de datos racional de modo que para separarse de ese criterio el juez tenga que explicarse. De este modo algo de arbitrariedad judicial se conseguiría cortocircuitar.
El abogado va mas allá y es partidario de la Justicia robótica. Hemos profundizado un poco en el futuro de los robots. De hecho, nos guste o no, las máquinas ya están dirigiendo nuestra existencia. Un banquero, por ejemplo, depende de la máquina que proporciona los datos para tomar decisiones de préstamos, ampliaciones de capital... y esto es ya una constante en las grandes empresas. La máquina y sus software y bases de datos, capaces de "pensar" con mucha mayor rapidez que el cerebro humano, y de manejar muchas mas variables, sin sufrir el acoso de lo emocional, ya está jugando un papel decisivo en el mundo.
La cuestión es: ¿seremos esclavos de los robots en el futuro? ¿Serán capaces los robots de replicarse a sí mismos, esto es, de crear "descendientes"? Son preguntas que ya no pertenecen al campo de la ciencia ficción a nada que sepamos mirar a nuestro alrededor con un mínimo de inquietud. De lo que no tengo duda es de que una Justicia Robótica estadísticamente sería mas justa y mas rápida que el modelo actual de "justicia humana", al menos en nuestro país.
Y ¿dónde acaba el proceso? ¿Podemos ser optimistas? Depende de cada uno. Destaco dos datos. Dice el profesor Merino que: "...se difuminará por completo la línea divisoria entre inteligencia humana o neuronal y la inteligencia artificial, sea de silicio o cuántica". Es decir, participan ambas de la misma sustancia. Hacia 2029 - añade - "la computación adquirirá conciencia de-sí-misma…" Y en 2045 "la capacidad de los ordenadores superará la capacidad intelectual de todos los cerebros humanos combinados…"
Con estos datos es difícil ser muy muy optimista.
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