Lo ha dicho: Jonathan Swift (1667-1745)

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él"

15 de octubre de 2014

Demasiado ruido

Por Irene Serrano

Transcurridos seis años desde el colapso de Lehman Brothers, hecho que para muchos marcó el inicio de la gran depresión de este siglo, España sigue sumida en un marasmo de la actividad económica, política y social.

El esfuerzo de recuperación de mucha gente se desmorona, provocando desaliento y fatiga, con las noticias que cada día se emiten acerca de la colusión de intereses entre la clase política y las élites financieras.

Estos pactos han sido una constante durante largos períodos en la historia de nuestro país y, desde luego, los años pasados desde que se promulgara la constitución en 1978 no son una excepción.

Esto se aprecia con bastante claridad en numerosas operaciones inmobiliarias que aún hoy se fraguan en distintos ayuntamientos. Un claro ejemplo es el llamado "complejo de Canalejas" que afecta al singular Palacio de la Equitativa (más conocido por ser la sede de Banesto desde 1920) y otros edificios de alto valor histórico como demuestra su declaración como Bienes de Interés Cultural, la máxima protección que se puede dar hoy a un monumento. Ésta, sin embargo, no podrá impedir que éstos sean vaciados para disponer en ellos usos mucho más lucrativos, manteniendo únicamente las fachadas y una primera crujía como testimonio del alto valor arquitectónico que nadie se ha atrevido a negarles. Tan sólo hace un lustro este mismo ayuntamiento aprobó un Plan Especial de Protección que ahora se deja sin efecto.

Y ello gracias a un pacto entre el banco del recientemente fallecido Emilio Botín, propietario de esta manzana tan emblemática situada en la calle Alcalá, junto a Sol; la inmobiliaria de Villar Mir; el ayuntamiento de Ana Botella y la comunidad de Madrid, generando elevadísimas plusvalías para quien en su día se hizo con la propiedad de Banesto en una adjudicación por subasta con una plica sin firma.

Los poderes públicos deben, por imperativo constitucional, encauzar las demandas y aspiraciones de los ciudadanos promoviendo usos y equipamientos innovadores de alta rentabilidad social, dando prioridad a las necesidades de quienes habitan la ciudad. Sin embargo, en demasiadas ocasiones se ignoran las demandas de la gente anteponiendo a éstas, los intereses del mercado. Así ocurre en Madrid, con un ayuntamiento intervenido en sus cuentas tras su rescate por la elevada deuda que Gallardón dejó en herencia a los madrileños y que, ahora, deberá asumir una indemnización millonaria procedente de las arcas públicas para compensar a los concesionarios del aparcamiento actualmente situado en el subsuelo de esta manzana, despejando así el camino de esta operación a las élites financieras del país.

Aún así, y asumiendo el riesgo de que ustedes me acusen de ingenuidad, lo cierto es que siento por primera vez en años que algo sí puede estar cambiando. Veo hechos (ya no sólo palabras) que me permiten ser optimista.

La victoria silenciosa del papa Francisco en el Sínodo que sobre la familia se está celebrando estos días en el Vaticano, donde ha conseguido moderar el discurso crítico de la Iglesia Católica frente a las uniones homosexuales o contra los que se divorcian... abriendo así una ventana y permitiendo que entre aire fresco en una Institución poco proclive a los cambios.

El hecho de que la gran tragedia africana afecte ya a nuestro aséptico mundo genera nuevas oportunidades en la búsqueda del antídoto necesario para combatir el virus del ébola, tal como ya ocurrió en su día con la epidemia del sida.

O el hecho de que todos los medios de comunicación informen abiertamente, sin tapujos, del escándalo de las tarjetas opacas, que afecta a políticos de los principales partidos, líderes sindicales y representantes empresariales o 'distinguidos' catedráticos, y las masivas expulsiones, dimisiones o ceses que se vienen produciendo en estos últimos días, es otro asunto que nos permite pensar que algo puede estar cambiando, que los corruptos no pueden salir impunes en un estado democrático. Veremos a ver…

Sólo saneando todas y cada una de las instituciones se podrá atajar la otra epidemia que nos asola, la de la corrupción. Y sólo así será posible salir de esta crisis.

Mientras tanto, "Ruido, tanto ruido, demasiado ruido…" de Joaquín Sabina.



1 comentario :

  1. Algo esta cambiando, si. Pero en España el gobierno no cambia. Ni dimite ni cambia de actitud. Sigue a lo suyo y tratando a los ciudadanos sin la mínima consideración. El cambio tendrá que llegar. pero... ¿Cuando?

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