Lo ha dicho: Jonathan Swift (1667-1745)

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él"

25 de septiembre de 2014

Médico, judío y murciano

Encabezó la renovación médica española pero sufrió dos condenas del Santo Oficio 

Diego Mateo Zapata nació en Murcia, el 1 de octubre de 1664, en el seno de una familia judeoconversa oriunda de Portugal. Era hijo de Clara Mercado, nacida también en Murcia, y de Francisco Zapata, que ejercía como escribano en esa ciudad y era natural de Alcalá la Real.

Siendo muy niño, tuvo que ver como el Santo Oficio apresaba a su abuelo materno y cuando tenía catorce años fueron encarcelados sus padres y la hermana de su madre. El proceso de su padre fue suspendido, pero su madre y su tía fueron reconciliadas en un auto público de fe, en 1682, y su madre condenada a cárcel perpetua por judaizante (aunque, al parecer, más tarde fue liberada). Durante aquel tiempo horrible para su familia, el niño Diego Mateo Zapata, vivía en Murcia con otro tío suyo. En cuanto tuvo edad marchó a Valencia, para estudiar Filosofía. Allí estuvo tres años, y era tan pobre que acudía a los conventos a pedir limosna. Decidido a estudiar Medicina se fue a la Universidad de Alcalá, según declararía años más tarde, por haber oído "...que para los estudiantes pobres había más socorros en aquella ciudad"

Todo indica que Zapata no logró obtener siquiera el bachiller en Medicina, y no por falta de capacidad sino de recursos económicos. Lo cierto es que en 1686, con veintidós años, llega a la Corte sin renunciar a ejercer la profesión que había elegido. En Madrid recibe la ayuda del doctor Francisco de la Cruz, de ascendencia judía, como él. De la Cruz consiguió que Zapata fuera contratado en el Hospital General, donde obtuvo plaza como practicante de medicina. Para complementar sus ingresos impartía clases de filosofía a los cirujanos del Hospital, con quienes siempre mantuvo excelentes relaciones, a diferencia de lo que solía suceder con otros médicos de la época. Mucho le habrían de servir para su ejercicio profesional posterior porque la experiencia adquirida le fue más útil que las clases que hubiera podido recibir en esa universidad que tuvo que abandonar.

El joven Zapata quería progresar en aquella jerarquizada sociedad española de finales de siglo XVII, pero no podía examinarse ante el Tribunal del Protomedicato al no poder demostrar su "limpieza de sangre", y eso le cerraba el paso a la que era la mayor aspiración de cualquier médico, ser médico de la Casa Real. Aquellos documentos debían garantizar que se era hijo de "cristianos viejos", nada más lejos de la realidad del murciano.

El doctor no tenía sangre cristiana, pero eso no fue obstáculo para que diera asistencia personal a varios cardenales y a distinguidas familias aristócratas de la época (La Gazeta de Madrid, en 1745, denominaba al galeno murciano como "el médico de los Duques de Medinaceli") 

Su fama de excelente médico pronto le permitió iniciar una carrera profesional y literaria, publicó una treintena de obras filosóficas y científicas, que le acarrearía innumerables problemas con la Inquisición. 

Una vez más volvían a desvanecerse sus aspiraciones por culpa del que sería el mayor obstáculo para la brillante carrera de Diego Mateo Zapata: su origen converso. El primer proceso se inició en 1691, cuando fue denunciado ante los inquisidores de Logroño. 


El 6 de diciembre de 1691 fue apresado y veinte días después trasladado a Cuenca para que lo procesaran los inquisidores de ese tribunal. La primera audiencia tuvo lugar el 5 de enero de 1692. Zapata negó las acusaciones que se le imputaban y elaboró una meticulosa defensa basada en tres puntos:
Siempre había seguido fielmente la fe católica y había evitado relacionarse con parientes (incluso su propio padre) y conocidos portugueses (cosa que no era cierta). 
Sólo un testigo deponía en su contra, quien, además, le llamaba "Diego López Zapata"  demostrando con ello que lo conocía muy poco. 
Por último, reconocía que su afán polemista le había llevado a labrarse muchas más enemistades que amistades
Cuando Zapata concreta estas afirmaciones y nombra a quienes él pensaba que podían haber provocado su denuncia, por venganza, podemos comprobar su enfrentamiento con los principales promotores de la modernización de la ciencia en España. 

Ciertamente, no acabó demasiado malparado en éste primer encuentro personal con el Santo Oficio. El juicio fue suspendido y él pudo volver prácticamente impune a sus normales actividades. Regresó a Madrid. Participó activamente en las "tertulias" (también llamadas por algunos "academias") científicas que, durante aquellos últimos años del siglo XVII proliferaban en la Corte gracias al mecenazgo de diversos nobles. Algunos de esos nobles fueron también pacientes suyos.

Cada vez más cerca de los poderosos, encabezó la fundación de la Real Sociedad de Medicina y Otras Ciencias de Sevilla, la primera academia científica fundada en España por Carlos II y después reconocida por Felipe V. Al tiempo, sus publicaciones indignaban de igual forma a sus detractores y al Santo Oficio. En una de ellas, "Disertación médico-teológica", abordó temas tan controvertidos como la gestación humana, adentrándose en consideraciones morales sobre el aborto, la mala praxis de las matronas o el debate sobre la idoneidad del parto por cesárea.

Determinar qué obra enfrentó al médico con la Inquisición sería complicado. A lo largo de su vida confeccionó argumentos de sobra para levantar sospechas. 

Después de diversos encontronazos con el Tribunal, fue en 1721 cuando se decretó su detención en Cuenca y su ingreso en prisión. El proceso fue terrible. Torturado y obligado a vestir el sambenito, la Inquisición le impuso una pena de 200 azotes y el destierro de Cuenca, de Murcia y de Madrid durante 10 años. 

De esa época data el inventario que el Santo Oficio realizó de sus bienes que prueba las grandes riquezas que atesoraba el médico y la legalidad de su procedencia, lo que no impidió que se confiscaran la mitad de ellas. Solo la biblioteca de Zapata contaba con 600 volúmenes.

Pese a la gravedad de la condena, Diego Zapata logró obtener el título oficial del antiguo Real Tribunal del Protomedicato, institución encargada de velar por el recto ejercicio de las profesiones sanitarias. Además, apenas fue liberado regresó a Madrid, incumpliendo la condena de destierro. La protección de los duques de Medinaceli fue determinante para que el murciano no fuera molestado. 

Consiguió, no sólo sobrevivir sino recuperar su posición, lo cual suscitó el resentimiento violento de algunos colegas que no permitieron nunca que se borrara su infamia, con la que tuvo que lidiar hasta el final de sus días. Murió en 1745.

Diego Mateo Zapata, en sus inicios, defendió la terapéutica clásica: el uso de remedios vegetales como lo habían formulado Galeno e Hipócrates . Pero pronto evolucionó hacia la defensa de ideas revolucionarias que explicaban la enfermedad como un proceso químico que había que combatir con medicamentos químicos.

Francisco de Goya le dedicó una acuarela en que aparece encarcelado y con cadenas, con el título "Zapata, tu gloria será eterna"



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