Apoyarnos sobre nuestros propios pies

Por Daniel Movilla

Esta semana he tenido la fortuna de encontrarme con dos lecturas que, sinceramente, han cambiado de una forma definitiva mi percepción sobre muchas de las cosas a las que he dado importancia durante gran parte de mi vida. 

Es duro tener que reconocer que "sólo" después de muchos años de existencia, uno llega finalmente a enfrentarse a algunas de las debilidades que permanecen voluntariamente ocultas en esos pequeños rincones de tu personalidad, que evitas visitar. Yo lo hice, no ayudado por sesudas reflexiones psicoanalíticas, sino iluminado por la simple y llana lectura de dos escritos.

Uno de ellos es de mi hermana Rosario, que abre sus sentimientos al mundo a través de la escritura, y dice cosas tan extraordinarias como esta: 

"Yo podría haber vivido toda la vida

en ese hueco pequeño y frío que habilitaste para mi

y seguir siendo quien dispusiste que fuera

Pero yo ni soy ni era como predicas

y aunque no quieras

en algún momento, cada día,

doy sombra 

y mi sombra cobija y obsequia

y mi sombra feliz avanza conmigo y me persigue 

y no lleva tu estigma"

Que manera tan afortunada de expresar como se desarrollan muchas de las relaciones sentimentales y afectivas que envuelven a las personas. Cuántas veces hemos sentido esa terrible opresión de estar "siendo" lo que otros quieren que seas y lo que es peor, seguir siéndolo durante toda nuestra vida.

Y también, como no, que forma tan rotunda y definitiva de expresar ese basta ya, esa firme rebeldía frente al opresor y un reconocer, por fin, que uno tiene luz y sombra propia.

El otro escrito apareció hace unos días en el blog de la Fundación Civil. Era un estudio sobre las actitudes erróneas en las relaciones humanas, según Antonio Blay

Leyendo sus teorías sobre los errores que cometemos permanentemente al relacionarnos con los demás, yo destacaría sin lugar a dudas esa afirmación de que siempre estamos esperando algo de las otras personas que se relacionan con nosotros.

"Estamos esperando siempre algo que nos favorezca" dice Antonio Blay. "Estamos esperando su aprobación, su aceptación, su alabanza o su admiración"

"Siempre esperamos que lo que hagamos o digamos, esté reconocido por el otro como algo valioso"

No es lo único que dice por supuesto Antonio Blay, pero sí lo mas importante para su clave final y mi conclusión.

Su clave es que tenemos que aprender a mantener una plena independencia interior y eso implica que no nos sintamos más importantes por algo exterior. 

"Tenemos que apoyarnos sobre nuestros propios pies" dice Blay. 

"Hemos de aprender a trasladar esa valoración personal, que hoy depende mas de nuestra cotización exterior, y llevarla hacia una toma de consciencia directa de nuestro propio ser; de nuestro yo, que es la fuente de todo el dinamismo de nuestra personalidad"

"Uno tiende a ver el mundo según la consigna que ha recibido. Si nos han dicho que somos poca cosa, y lo hemos aceptado, estaremos jugando toda la vida a ser mucha cosa. Pero a la vez estaremos una y otra vez fallándonos, sintiéndonos muy poca cosa. Y aunque lleguemos a conseguir muy buenos resultados en negocios, en lo que sea, una y otra vez seguirá saliendo el 'yo soy poca cosa'. Si nos han dicho que somos muy buenas personas, intentaremos ser siempre más buenos para no defraudar a los demás"

Mi conclusión, ante lo que he calificado al principio de lecturas trascendentales es una sola: Que es muy difícil descubrir y aceptar nuestra verdadera identidad. Descubrir y aceptar quienes somos realmente y quienes no somos en realidad.