Lo ha dicho: Jonathan Swift (1667-1745)

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él"

13 de septiembre de 2013

El fin del urbanismo

Por Irene Serrano  

Cuando en 1998 Aznar, Rato y aquel ministro de fomento, de cuyo nombre prefiero no acordarme, legislaron de acuerdo con el principio de liberalización del suelo dando lugar a la reclasificación masiva del parcelario rústico, muchos arquitectos y urbanistas como Oriol Bohigas,  uno de los artífices desde 1980 de la ejemplar transformación de la ciudad de Barcelona impulsada por la Olimpiada y los Juegos de 1992, denunciaron las probables consecuencias "…estamos en vísperas de un desastre económico, social y ecológico". También pronosticaron un futuro urbano formado por la suma de partes inconexas que no obedecen a ningún plan; un crecimiento urbano vulgar basado en el desorden, en el oportunismo o en la especulación.

Con esta decisión, el Partido Popular terminó con el urbanismo: una disciplina que hasta entonces intentaba, muchas veces con escaso éxito, velar por adaptar la ciudad a los ciudadanos. Ya escribí sobre ello en Fundación Civil: ¿Crisis de la ciudad o crisis de un sistema?



Sin embargo, como soy de naturaleza optimista, llegué a pensar que tras el desastre probado y demostrado, nuestros gobernantes, y las instituciones que gestionan, aprenderían de los errores del pasado y no volverían a repetirlos, al menos tan pronto. Y he aquí que hace unas semanas cae en mis manos, por casualidad, un documento de discusión aprobado en julio de 2013 y titulado "Problemas de competencia en el mercado del suelo en España" firmado por la Comisión Nacional de la Competencia, organismo público e independiente del Gobierno, según afirman en su web. Resucitan las recetas de 1998, esta vez en forma de recomendaciones, atreviéndose a decir que es preciso "utilizar mecanismos impositivos o de derechos de urbanización en lugar de la delimitación de la frontera urbanística, convirtiendo en suelo apto para ser urbanizado todo el suelo que no deba ser protegido…". Dicen también que el mercado de suelo es excesivamente rígido y lento y que ello impide dinamizar nuestra economía. Nada al parecer hemos aprendido de la década 1998-2008.

No sé si esta Comisión sabe que gran parte de estos suelos liberados y reclasificados están actualmente en la SAREB, el "banco malo", que con dinero del contribuyente se ha hecho cargo de todos estos activos altamente tóxicos, y donde también han terminado: cementerios, fincas de caza, olivares, pinares; y donde terminarán casi con toda seguridad muchas plantas termosolares, fotovoltaicas, parques eólicos y, por supuesto, las autopistas y radiales rescatadas hace un año por nuestro gobierno con dinero del sufrido y silencioso contribuyente.

No dejemos que nos distraigan con Gibraltar, con la candidatura olímpica, con los discursos en inglés de Ana Botella ni con las ansias independentistas de la clase política catalana. Nuestras expectativas hoy, si es que tenemos alguna, están fuera de nuestras fronteras: en las elecciones alemanas de septiembre; en la prometedora reforma de los órganos de gobierno de la Santa Sede impulsada por el papa Francisco; en los premios Nobel; en las elecciones europeas programadas para mayo y, por supuesto, en el Mundial de Fútbol que se celebrará en junio. No estaría mal para la autoestima de nuestro país, hoy en horas bajas, que ganara la selección. 

Mientras tanto, os dejo un tema de Souad Massi, urbanista, y además, cantante, letrista y guitarrista, que dejó el gabinete de urbanismo, en el que trabajaba como becaria, por la música, y que tuvo que abandonar su país amenazada por su comportamiento poco acorde con la tradición argelina. Un homenaje a todos los arquitectos que hoy dejan España en busca de un futuro.


Música: Theghri | Souad Massi

2 comentarios :

  1. Gracias por leerme, Anónimo.
    Estos comentarios animan a seguir escribiendo. Un saludo.

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