Lo ha dicho: Jonathan Swift (1667-1745)

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él"

1 de agosto de 2013

Volver a ser un niño…

Por Irene Serrano  

Una de las consecuencias positivas de esta crisis económica,  que se inició en 2007, es que somos muchos los que nos hemos ido aficionando, poco a poco, a los artículos de economía: a las páginas de color salmón de la prensa, digamos seria, a los artículos de Krugman, de Stiglitz, también a Garicano, Jesús Fernández-Villaverde y César Molinas, por citar unos pocos.

Sin embargo, sigo considerándome igual de ignorante que hace seis años, sigo sin entender mucho de lo que está pasando y por eso paso a expresar mis dudas, como si volviera a ser un niño, tal como dice el tema de Enrique Urquijo y Manolo García que acompaña a esta entrada.

Con esa naturalidad infantil voy a hacer mis preguntas, eso sí, sin pudor, así que menos risas, por favor, sólo estoy pidiendo respuestas, todos las necesitamos.

Empezamos por Madrid: ¿por qué una ciudad con una deuda superior a 7.500 millones de euros tiene la vana pretensión de organizar unos Juegos Olímpicos en 2020? ¿Acaso tiene especial interés en terminar como Detroit que se declaró, la semana pasada, en bancarrota? Pues claro que no: si la cosa va mal, avalan todas las administraciones, no sólo el ayuntamiento. Si nos conceden la sede, y parece que cada vez estamos más cerca de ello, sería una nefasta noticia para España y, en especial, para nosotros los contribuyentes. Los JJOO son deficitarios, la experiencia lo dice, a pesar de la insistencia política de que el coste de Madrid 2020 será mínimo.

Seguimos con el sistema financiero: ¿cómo puede ser que el Gobierno admita que los contribuyentes hayamos perdido los 36.000 millones de euros inyectados a la banca y, en especial, a las cajas de ahorro en apuros, al mismo tiempo que Bankia (que “sólo” recibió 20.000 millones) declaraba haber obtenido beneficios en el primer semestre de este año? ¿No estaremos socializando pérdidas y privatizando ganancias desde el principio de la crisis?

¿Qué ha sido de las famosas agencias de calificación americanas que nos tenían en vilo cada vez que hacían declaraciones o ponían nota a la deuda española o a los bonos hipotecarios de nuestras entidades financieras? ¿Han sido silenciadas o, quizá, han desaparecido?

Y continuamos con la burbuja inmobiliaria que más bien deberíamos haberla llamado burbuja de suelo. Los activos más tóxicos que obran en los balances bancarios y que ahora han sido traspasados a la SAREB, nuestra sociedad de activos (digo nuestra porque paga el contribuyente), son suelos agrícolas alejados de las urbes que tuvieron un calificativo, una raya, una clasificación como suelo urbanizable. Esta raya provocó que suelos cuyo valor de mercado no superaba los 3 €/m2 llegaran a ser tasados en más de 120 €/m2. Pues bien, las principales ciudades españolas están revisando sus planes generales de ordenación urbana con un propósito, mantener la ficción, como si el papel lo pudiera todo. ¿Acaso no hemos aprendido lo suficiente en estos años? ¿De qué han servido entonces?

¿Y qué podemos decir de las personas? El patrimonio más importante de un país es el capital humano y creo que las soluciones que se están proponiendo están destrozando este gran activo que, por otro lado, es insustituible. Los jóvenes más preparados están abandonando España. ¿Alguien sabe si algún día volverán?

Vamos a ir terminando con el sistema territorial, con las autonomías y las diputaciones: una de las premisas de este Gobierno era eliminar duplicidades en la administración; se dijo que nuestro modelo territorial era un sistema costoso y que la administración B generada a su amparo (con miles de empresas, fundaciones, sociedades y consorcios públicos que hacían el trabajo de la denostada administración tradicional) había encarecido mucho la administración autonómica y había elevado la deuda pública, en diferentes comunidades autónomas, hasta el punto de llegar a sufrir serios problemas, incluso de tener que ser intervenidas. Pero no se le ocurre otra cosa al Sr. Montoro que hacer una reforma de las administraciones penalizando la municipal, la más cercana al ciudadano y, por ello, la más eficiente; y además, la menos endeudada. ¿Acaso pretendemos resolver los problemas generando nuevas estructuras y reforzando otras que han demostrado no ser las que mejor hacen los deberes?

Voy a decir lo que pienso: estamos dejando la solución de los problemas precisamente en manos de las personas que los han creado o los han ido agravando y, mientras tanto, los que perdemos somos todos.




Música: Volver a ser un niño | Los Secretos con Manolo García

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