Lo sucedido, por poner un ejemplo, en Valdemoro o en Andalucía nos recuerda que aunque somos un país extraordinario, nuestra escasa tradición de gobiernos democráticos y, lo que es peor, la escasa conciencia democrática de muchos de los que nos gobiernan, nos hacen ser muy vulnerables.
No hubiéramos llegado tan lejos en el problema de la corrupción, que tanto ha contribuido a la ruina y al descrédito de nuestro país, de no haber sido por su principal aliado: el deterioro progresivo e intencionado de la función pública que fue gestándose durante los años de bonanza económica. Y digo intencionado porque nadie parece estar más interesado en una administración al servicio de quien gobierna que el político corrupto, que no es otro que aquél cuyas decisiones obedecen a intereses particulares, incluido el suyo, muy alejados del interés general. Sólo una administración eficaz e independiente puede ejercer el control necesario y guiar las decisiones políticas por el camino de la legalidad.
Principios como la independencia, la transparencia o la eficacia, la responsabilidad y el servicio a los ciudadanos han sido menoscabados al mismo tiempo que la administración ha ido aumentando progresiva e injustificadamente de tamaño, a través de la creación de áreas y estructuras duplicadas, empresas públicas y toda una red de altos cargos y directores de libre designación que tomarán las decisiones, en favor de intereses particulares no coincidentes con el interés público que debería guiarlos siempre.
Particularmente grave resulta el caso de muchas decisiones que en materia urbanística fueron tomadas durante la primera década de este siglo. La 'Ciudad del Medio Ambiente' en Soria fue aprobada por un procedimiento excepcional en 2007 (coincidiendo con el colapso financiero que marcó el principio de la crisis) y promovía un importante desarrollo urbanístico en Soto de Garray, sobre un paraje especialmente protegido delimitado por el Duero, en zona inundable, junto a las ruinas de Numancia y a seis kilómetros de la ciudad de Soria.
Hoy el poder judicial pide su derribo tras la declaración de inconstitucionalidad del proyecto, una vez gastados por la administración autonómica más de 50 millones de euros; al mismo tiempo que recortó en sanidad y educación o que paralizó las obras del hospital de esa ciudad. Por supuesto, los gastos derivados de una mala práctica en urbanismo: la demolición y las indemnizaciones a propietarios, se pagarán con dinero del contribuyente por haber sido autorizados por una administración politizada y, lo que es peor, muchas veces, sin responsables civiles, ni penales.
Pero algo está cambiando, no tanto en la clase política, sino en la gente. A la fuerza nos está tocando aprender aquello que decía Norberto Bobbio: "...uno debe ser 'independiente' de la política, pero no 'indiferente' a ella...". En la nueva época en la que nos está tocando vivir sólo sobrevivirán aquellos políticos responsables que entiendan que la gente no será indiferente a sus actos ni a sus decisiones. El resto desaparecerá, se extinguirá como ocurre con todas las especies que no tienen capacidad de adaptación a los nuevos tiempos, a las nuevas condiciones que afortunadamente tendrán que llegar.
Empezaremos por comprobar quiénes quieren erradicar de verdad las prácticas corruptas, y no con palabras vacías, discursos grandilocuentes o ruedas de prensa pidiendo perdón, sino con hechos y propuestas reales. Para ello nada mejor que aquéllos defiendan y apoyen una administración independiente, eliminando todos los cargos de libre designación, haciendo posible una verdadera carrera profesional basada únicamente en criterios de mérito y de capacidad, de eficacia en la realización del trabajo, y de eficiencia en la utilización de los recursos públicos, evaluada siempre con criterios objetivos y suprimiendo la posibilidad de que ningún gobernante meta la 'zarpa' en ella utilizándola a su servicio.
Una buena forma de empezar a tomarse en serio la lucha contra la corrupción sería exigir la responsabilidad de quienes malversen el dinero público, la eliminación de la administración paralela y la supresión de las empresas públicas, que muchas veces se han creado para esquivar los controles y procedimientos necesarios que garantizan los derechos de todos, en favor de una agilidad malentendida. La expulsión de los cargos políticos que hayan de sentarse en un banquillo, o la inhabilitación sine die de políticos y funcionarios que hayan sido condenados son otras medidas que nos permitirán recuperar la confianza.
De lo contrario, corremos el riesgo de terminar como Italia en los primeros años 90: la justicia descubrió una gigantesca red de corrupción durante el proceso judicial llamado 'Mani pulite' que acabó con los partidos políticos tradicionales, además de llevar a los juzgados a la mayoría de los cargos públicos del país, y que desgraciadamente terminó con Silvio Berlusconi y su mensaje tramposo en el poder.
#Mientrastanto Fragile de Sting
Hola Irene:
ResponderEliminarEn líneas generales, bien. Gracias por desarrollarlo por escrito. Tu amigo Mario Conde, pone la grabadora(supongo que para el mismo). Gracias también por la sonrisa. Entras al trapo en "La Ciudad del Medio Ambiente" en Soria. Conozco el método y desconozco el caso. En mi opinión, te equivocas en la introducción. Este país, no es extraordinario. Mas bien, todo lo contrario. Como dice Arturo Pérez-Reverte, es un país de golfos y gilipollas. Pregúntale a Mario que él lo sabe. Arturo dice que por cada golfo hay 100.000 gilipollas. Citas a Manuel Azaña que era masón(da lo mismo lo de masón que mear agua bendita); pero, no da lo mismo tener como segundo apellido "Díaz". Los italianos tienen a su favor la realización, pero, tienen en contra "la opacidad" y "la parole". Pecados que compartimos. Termino: Muchas gracias por deleitarme con tu artículo.
Gracias... Insisto en lo de que España es un país extraordinario, a pesar de las personas que citas (golfos y ...). Lo de la ciudad del medio ambiente nos duele especialmente a los que creemos que la actividad urbanística es pública y debe asegurar que los usos del suelo se realicen de acuerdo con el interés general... y aquello que dicen las leyes urbanísticas que es que las administraciones públicas deben garantizar la más amplia participación social en las decisiones y la actividad urbanística. Este proyecto se realizó utilizando un procedimiento excepcional que nunca debería haber sido utilizado para aprobar este tipo de proyectos, que impedía la participación de la gente y la posibilidad de realizar alegaciones... Un fraude como ha demostrado la sentencia del Tribunal Constitucional. Los atajos legales en urbanismo nos salen muy caros a la ciudadanía. Este caso concreto nos indigna profundamente a quienes llevamos muchos años trabajando para mejorar las ciudades. Sabemos que este campo de trabajo sólo se puede hacer bien dando posibilidad de participar a la gente. Los procesos de información pública son fundamentales en urbanismo y las alegaciones sirven para mejorar los proyectos que sobre éstas se realizan. Por tanto, lo de inventar procedimientos para evitar esta participación va en contra de principios elementales que llevan utilizándose en nuestro país desde la Ley del Suelo de 1956.
EliminarGracias de nuevo, por permitirme explicar un poco más este asunto que tanto me preocupa, y por participar con tus comentarios. Por cierto, la cita de Manuel Azaña no la he puesto yo, pertenece a otra sección del blog.
Buen articulo. Efectivamente el dinero que se llevan los corruptos es mucho pero no tiene comparación con el que gastan en hacer y demoler o mantener los engendros que perpetran para llevarse sus sobres.
EliminarGracias, Zaqueo...
EliminarLas decisiones que algunos gobernantes toman en contra del interés general o público se apoyan la mayoría de las veces en procedimientos incorrectos, mal tramitados... a pesar de informes técnicos que advierten de la falta de legalidad de las mismas. Si estos procedimientos acaban en los juzgados, pueden tener consecuencias económicas gravísimas para el contribuyente, ya que además, no suelen ir acompañadas de responsables (pocas veces un político o un funcionario es castigado penalmente o inhabilitado para siempre, y si lo hacen, tardan tiempo en cumplir sus penas). Así que algo tendrá que cambiar en este país para que las consecuencias de este tipo de delincuencia caigan directamente sobre los responsables de que éstas se produzcan...
Un saludo desde Valladolid.