Noble de padre y madre pero de origen bastardo, se erigió contra todo pronóstico al más alto escalafón del linaje de los Sotomayor, la familia más poderosa de Galicia. Fue un acérrimo enemigo de Alonso II de Fonseca y defensor de los derechos sucesorios de Juana la Beltraneja, junto con Diego Pacheco y el Arzobispo Carrillo, entre otros.
Su padre, Fernán Yáñez de Sotomayor, Señor de Sotomayor y Fornelos, capitán de navíos y terrateniente que extendía su poder sobre un amplio territorio que abarca buena parte de la actual provincia de Pontevedra, lo tuvo a consecuencia de su relación amorosa con Constanza Goncalvez de Zúñiga.
Fernán Yáñez lo reconoció en su testamento dictado en 1440, mismo año de su muerte, refiriéndose a él como "mi hijo bastardo, Pedro de Sotomayor". En el mismo testamento, dispuso que se le diera educación eclesiástica, nombrando su padre a fray Esteban de Soutelo (doctor en teología en el monasterio dominico de Santo Domingo de Tuy) como maestro de su hijo.
Llegó a ser ordenado clérigo y alcanzó un destacado puesto en la curia diocesana tudense al ser nombrado canónigo de su catedral. El mismo monarca castellano Enrique IV de Castilla llegó a pensar en él para ocupar la mitra de Santiago de Compostela, en manos de los Fonseca, familia que no mantenía buenas relaciones con la Corona. De hecho, el citado monarca consideraba necesarios a los Sotomayor para frenar las ansias del arzobispo de Santiago. Posteriormente dicho monarca también barajó su nombramiento como obispo de Tuy, pero finalmente ninguno de dichos nombramientos llegó a materializarse.
Pedro Álvarez de Sotomayor llegó a ser Vizconde de Tuy y mariscal de Bayona en Castilla a lo que agregó el condado de Camiña en Portugal, título obtenido por los servicios brindados al rey Alfonso V de Portugal, su aliado y protector.
Su padre, Fernán Yáñez de Sotomayor, Señor de Sotomayor y Fornelos, capitán de navíos y terrateniente que extendía su poder sobre un amplio territorio que abarca buena parte de la actual provincia de Pontevedra, lo tuvo a consecuencia de su relación amorosa con Constanza Goncalvez de Zúñiga.
Fernán Yáñez lo reconoció en su testamento dictado en 1440, mismo año de su muerte, refiriéndose a él como "mi hijo bastardo, Pedro de Sotomayor". En el mismo testamento, dispuso que se le diera educación eclesiástica, nombrando su padre a fray Esteban de Soutelo (doctor en teología en el monasterio dominico de Santo Domingo de Tuy) como maestro de su hijo.
Llegó a ser ordenado clérigo y alcanzó un destacado puesto en la curia diocesana tudense al ser nombrado canónigo de su catedral. El mismo monarca castellano Enrique IV de Castilla llegó a pensar en él para ocupar la mitra de Santiago de Compostela, en manos de los Fonseca, familia que no mantenía buenas relaciones con la Corona. De hecho, el citado monarca consideraba necesarios a los Sotomayor para frenar las ansias del arzobispo de Santiago. Posteriormente dicho monarca también barajó su nombramiento como obispo de Tuy, pero finalmente ninguno de dichos nombramientos llegó a materializarse.
Pedro Álvarez de Sotomayor llegó a ser Vizconde de Tuy y mariscal de Bayona en Castilla a lo que agregó el condado de Camiña en Portugal, título obtenido por los servicios brindados al rey Alfonso V de Portugal, su aliado y protector.