Lo ha dicho: Jonathan Swift (1667-1745)

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él"

13 de junio de 2015

Peregrinaciones de una Paria

La vida de esta mujer es la de una persona valiente y perseguida. A través de sus experiencias y sus viajes en busca de identidad propia impacta con los problemas de la mujer y la clase trabajadora. Como consecuencia, se convierte en una activista cuya obra es precursora del marxismo y clave para el feminismo moderno.

La odisea personal de Flora Tristán comienza desde el mismo día de su nacimiento, el 7 de abril de 1803, en la Francia napoleónica.

De madre francesa y padre peruano (en concreto de Arequipa, la segunda ciudad más importante del país), pertenecía a una familia con dinero y buenas relaciones sociales, su casa era visitada por personajes importantes, entre ellos el mismísimo Simón Bolivar, que luego sería el Libertador.

Sin embargo el padre nunca reconoció legalmente a Flora, y de hecho su padre y su madre nunca estuvieron casados. Por eso, aunque en vida les proporcionó todas las comodidades que le permitía su fortuna, a la muerte de su padre en 1808, siendo Flora una niña, y sin haber hecho testamento, la familia quedó prácticamente en la indigencia.

Flora, junto a su madre y su hermano menor, se vieron obligados a dejar la hermosa mansión de Vaugirard donde vivían para vivir en el campo. A la muerte del hermano menor, Flora y su madre regresaron a París, en 1818.

De vuelta a París, madre e hija se alojan en uno de los barrios más humildes de la capital francesa, cerca de Place Maubert, y Flora comienza a trabajar en un taller de litografía, propiedad de André Chazalquien se enamora perdidamente de la joven obrera. Flora, presionada por su madre, acepta casarse para salir de la pobreza. El matrimonio se celebro el 3 de febrero de 1821.

Durante esta nueva etapa, Flora descubre el feminismo leyendo 'Vindicaciones de los derechos de la mujer' de Mary Wollstonecraft mientras espera el nacimiento de sus dos hijos varones y su hija Aline.

Precisamente cuando estaba embarazada de Aline, en 1825, Flora huye de casa ya que su marido la maltrataba física y psicológicamente. Desde ese momento, el derecho de la mujer se convierte en una prioridad para ella:
"Al separarme de mi marido renuncié a su nombre y volví a tomar el de mi padre. Bien acogida en todas partes como viuda o como soltera, siempre era rechazada cuando la verdad llegaba a ser descubierta. Joven, atractiva y gozando en apariencia de una sombra de independencia, eran causas suficientes para envenenar las conversaciones y para que me repudiase una sociedad que soporta el peso de las cadenas que se ha forjado y que no perdona a ninguno de sus miembros que trate de librarse de ellas" (Peregrinaciones de una paria)
Más allá de los prejuicios sociales parisinos, separarse de Chazal marcó el inicio de una batalla por la custodia de los hijos. Tuvo problemas por su situación ya que abandonar el hogar era considerado ilegal y su marido André Chazal la perseguía e incluso llegó a agredirla en plena calle. Dejó a sus hijos al cuidado de su madre y se trasladó a Inglaterra donde se emplea como criada. Se convierte en una 'paria', escapando de país en país y trabajando de lo que puede (doncella, traductora, niñera,...) para sacar adelante a su familia.
"Las persecuciones de Chazal me habían obligado, en distintas ocasiones a dejar París. Cuando mi hijo cumplió ocho años insistió en tenerlo a su lado y con esta condición me ofreció dejarme en paz. Cansada de tan larga lucha y no pudiendo resistir más, consentí en entregarle a mi hijo vertiendo lágrimas por el porvenir de ese niño; más apenas pasados unos meses después del arreglo, mi marido empezó a atormentarme y quiso también quitarme a mi hija, porque se dio cuenta de que me sentía feliz al tenerla cerca de mí" (Peregrinaciones de una paria)
Flora Tristán huye por sexta vez de París para proteger a su hija, se esconde bajo nombres falsos y vive bajo amenazas constantes. Deja a la niña a cargo de una mujer de confianza, en una pensión de París, para poder viajar a Perú a reclamar sus bienes legítimos.

Escribe a su tío, hermano menor de su padre, anunciando su viaje y el 7 de abril de 1833, día en que cumple 30 años, se embarca en el buque "El Mexicano" en Burdeos. El barco estaba comandado por el capitán Zacharie Chabrié, con el que tiene un breve romance durante el viaje. La travesía dura casi cinco meses, en el barco viajaban dieciseis hombres y Flora era la única mujer.

Una vez llegó a Arequipa, si bien la familia paterna le ofreció alojamiento, sus objetivos en este viaje se vieron frustrados ya que la recibieron con frialdad y desde luego no quisieron saber nada del tema de la herencia, pues su tío se negó a considerar a Flora como su sobrina legítima en el terreno de los intereses económicos.

Permaneció ocho meses en la casa, y la sensación de fracaso se expresa en la siguiente frase:
 "Vine a buscar un lugar legítimo en el seno de una familia y de una nación, pero tras ocho meses de ser tratada como una extraña en la casa de mis tíos era evidente que no había ganado ningún estatus dentro de mi familia paterna"
Tras su estancia en Arequipa estuvo unos dos meses en Lima donde se relaciona con figuras políticas de la época, hasta que en julio de 1834 emprende el viaje de regreso a Francia.

Todo este periodo quedó reflejado en su obra Peregrinaciones de una Paria (1837) donde recoge, con un auténtico sabor romántico, sus impresiones durante el viaje a Perú, un país que comenzaba apenas su historia de república independiente, y donde las instituciones, los prejuicios y formalismos de la era colonial se conservaran casi intactos.

De regreso a Francia a principios de 1935, Flora Tristán dio inicio a un periodo de su vida marcado por una intensa actividad política y literaria. La Flora Tristán de estos años tiene poco que ver con la de antes del viaje a Perú. Ahora es una mujer resuelta y segura de sí misma, rebosante de energía, que se multiplica para informarse, educarse y hacerse con una cultura que le permita dar la batalla intelectual en favor de la mujer y la justicia que es su nuevo designio. Sus campañas a favor de la emancipación de la mujer, los derechos de los trabajadores y en contra de la pena de muerte, la convirtieron en una figura reconocida y muy querida, tanto en ambientes intelectuales como obreros.

Se relaciona con grupos sansimonianos, fourieristas y otros críticos del sistema. También comienza a colaborar en publicaciones importantes, como la Revue de Paris, L'Artiste y Le Voleur. Escribe un folleto proponiendo crear una sociedad para prestar ayuda a las mujeres forasteras que lleguen a París, firma manifiestos pidiendo la supresión de la pena de muerte y envía a los parlamentarios una petición a favor de legalizar el divorcio.

Consigue entrar en la Cámara de los Lores disfrazada de hombre, conoce de primera mano la situación de las fábricas y los barrios obreros y, en 1841, se une a Pauline Roland y otras mujeres progresistas que enriquecen su feminismo. Fruto de este debate, formula las tesis de su obra clave: Unión obrera, de 1843, escrita cuatro años antes del Manifiesto comunista de Marx y Engels.

Al mismo tiempo, estos años están marcados por una guerrilla particular, legal y personal, contra André Chazal, que hasta en tres oportunidades secuestra a sus hijos. En una de ellas, la menor, Aline, lo acusa de intentar violarla, lo que provoca un sonado proceso y un escándalo social.

La publicación de Peregrinaciones de una paria en 1837 fue recibido con gran éxito e hizo de Flora una persona muy conocida que frecuentaba los salones y se codeaba con intelectuales, artistas y políticos de renombre.

Incapaz de resistir la humillación de ver a su mujer triunfar de este modo, André Chazal intenta asesinarla en plena calle, disparándola a bocajarro, aunque por suerte solo consiguió herirla. Él fue condenado a veinte años de cárcel y así pudo Flora quitárselo de encima. Esa bala, que casi la mata y que se quedó instalada en su pecho izquierdo, fue el precio de su libertad.

Muere de tifus el 14 de noviembre de 1844 en Burdeos, a los 41 años. Se despide rodeada de seguidores que abren una suscripción popular para hacerle un monumento. Flora Tristán deja una obra inacabada, La emancipación de la mujer, que se publica de forma póstuma en 1846.

Poco a poco su nombre se pierde en el olvido, pero hay algo de su sangre que perdura: en 1848 su hija Aline, casada con un oscuro periodista, dará a luz a un niño que llevará el nombre de Paul Gauguin.


Fuentes
Las peregrinaciones de Flora Tristán   
Flora Tristán

No hay comentarios :

Publicar un comentario