Érase una vez un soñador, un ilusionista, que quiso capturar los sueños, y lo consiguió. Érase una vez Georges Méliès, "el mago del cine"
Georges Méliès nació el 8 de diciembre de 1861 en el boulevard Saint-Martin de París. Su padre era un conocido empresario del calzado parisino. Como el patrimonio de los Méliès así lo permite, el pequeño recibe una educación esmerada en el Liceo Imperial de Vanves y, pasados unos años, en el Liceo Louis-le-Grand. Pronto llama la atención de sus maestros con una sorprendente habilidad para el dibujo, aunque no parece tentarle el arte pictórico, sino simplemente la realización de caricaturas.
Es el año 1881 y su vida está a punto de dar un vuelco definitivo. Su padre hace efectiva una decisión que ha meditado largamente: enviarlo a Inglaterra, para que complete su aprendizaje profesional en los talleres de un amigo londinense. Apasionado de la cultura anglosajona, Méliès hace lo imposible por aprender el idioma inglés, pero sus limitaciones en este sentido son grandes, así que el tiempo libre lo ocupa en espectáculos donde no es preciso entender los diálogos. El baile y, particularmente, la magia serán sus dos pasiones de espectador. Por la noche, después de cumplir con sus deberes diarios, acude a un afamado teatro de Londres, el Egyptian Hall, donde los mejores prestidigitadores locales realizan sus números. Decidido a convertirse en uno de ellos, pronto aprende algunos trucos y, sobre todo, estudia las técnicas mecánicas que los magos ingleses emplean en sus montajes.